25/01/2018, 00:27
Si Akame hubiera podido fulminar con la mirada a su congénere, lo habría hecho en ese mismo instante sin dudarlo. Ya era la segunda vez que Ralexion se entrometía en su "operación", destruyendo la armadura de calma y serenidad que tanto tiempo le había costado conseguir. Por si fuera poco, su primer interrogatorio no estaba yendo precisamente como Akame había esperado; no era fácil ni sencillo herir de esa manera a una víctima indefensa y, en el fondo, no demasiado culpable. Él lo sabía.
A regañadientes el de Uzu se levantó.
—Como quieras, Ralexion-san —replicó mientras caminaba hacia la silla que su compañero había dejado vacía tan sólo unos momentos antes.
El Uchiha tomó asiento, respirando hondo y tratando de calmarse. Era consciente de que había perdido los papeles, y que así no era demasiado probable que consiguiera lo que quería. Pero es que había estado cerca, tan cerca de averiguar qué era Uróboros. Qué se escondía tras el símbolo de la serpiente devorándose a sí misma. Quiénes lo buscaban...
—Comp... Compañero... Bájame, ¿sí? —logró articular el joven mercenario.
A regañadientes el de Uzu se levantó.
—Como quieras, Ralexion-san —replicó mientras caminaba hacia la silla que su compañero había dejado vacía tan sólo unos momentos antes.
El Uchiha tomó asiento, respirando hondo y tratando de calmarse. Era consciente de que había perdido los papeles, y que así no era demasiado probable que consiguiera lo que quería. Pero es que había estado cerca, tan cerca de averiguar qué era Uróboros. Qué se escondía tras el símbolo de la serpiente devorándose a sí misma. Quiénes lo buscaban...
—Comp... Compañero... Bájame, ¿sí? —logró articular el joven mercenario.