26/01/2018, 20:13
Akame accedió, generando una ligera sonrisa en los labios del kusajin. Se sentía extremadamente bien: su forma de hacer las cosas había dado frutos donde la brutalidad de su escuálido familiar había fallado. Ahora era simple cuestión de bajar al mercenario y esperar —con los dedos cruzados— que les aportase algo útil.
Ralexion esperaba que el descenso se llevase a cabo deshaciendo la polea y bajándolo con un mínimo de cuidado y dignidad; era un necio por esperar algo así de su acompañante. En su lugar, Akame se acercó con la silla —a lo que el pelinegro se apartó— y se limitó a cortar el hilo ninja que sostenía a Nue. El referido aterrizó de bruces contra el suelo. El Uchiha suspiró.
Asistió al uzujin, poniendo al maltrecho joven sobre el mueble. «Por el amor de Amaterasu... Kurosaki está fatal. Empiezo a temerme que ni un hospital pueda ayudarle a sanar completamente a estas alturas... Espero que tenga una buena cantidad de dinero ahorrada, va a necesitarla para tratamientos con Ninjutsu que le ayuden a regenerar la dentadura, entre otras cosas...».
El interrogatorio se reanudó tras aquel moderado intermedio. Ralexion aguardó en silencio, las manos ocultas en sus bolsillos. Cambiaba la orientación de su rostro hacia Nue y Akame según el que hablase, como quien observa una partida de shōgi.
A pesar de su éxito, la lengua liberada del mercenario no les aportó ni un tercio de lo que esperaba, motivo por el que Ralexion arrugó la nariz. Akame tampoco estaba contento, como bien demostró al preparar el bate improvisado una vez más. Frente a esto, Nue escupió una retahíla de excusas a toda velocidad. El Uchiha iba a replicarle, pero entonces...
El uzujin le propinó otro golpe, uno potenciado por la ira. Ralexion se quedó paralizado, necesitó de unos momentos para procesar lo que había ocurrido. El rostro de Kurosaki era una maltratada masa de carne que rezumaba sangre por los labios, una macabra estampa que testificaba a la perfección las salvajadas que podían llegar a cometer los individuos. Inspiraba pena y horror por partes iguales.
El joven de Kusa ni se percató de que una hilera de esa misma sangre había aterrizado sobre su pecho, manchándole la ropa.
—¡Akame-san, ya basta! ¡Lo vas a matar si sigues así! —reprobó Ralexion tan pronto se recuperó del shock— ¡Suelta la puta barra de metal y déjame que hable con él, si es que no lo has dejado inconsciente o peor!
Muerto no les serviría de nada; peor todavía, tendrían que deshacerse de un cadáver, como si fuesen una pareja de sucios criminales. Así mismo, dejando de lado estos motivos prácticos, el rapaz no deseaba la muerte de Nue por motivos meramente humanos.
Se aproximó al mercenario y posó sus dos manos sobre los hombros de este, zarandeándolo repetidas veces.
—¡¿Kurosaki-san, Kurosaki-san?! ¡Responde!
Ralexion esperaba que el descenso se llevase a cabo deshaciendo la polea y bajándolo con un mínimo de cuidado y dignidad; era un necio por esperar algo así de su acompañante. En su lugar, Akame se acercó con la silla —a lo que el pelinegro se apartó— y se limitó a cortar el hilo ninja que sostenía a Nue. El referido aterrizó de bruces contra el suelo. El Uchiha suspiró.
Asistió al uzujin, poniendo al maltrecho joven sobre el mueble. «Por el amor de Amaterasu... Kurosaki está fatal. Empiezo a temerme que ni un hospital pueda ayudarle a sanar completamente a estas alturas... Espero que tenga una buena cantidad de dinero ahorrada, va a necesitarla para tratamientos con Ninjutsu que le ayuden a regenerar la dentadura, entre otras cosas...».
El interrogatorio se reanudó tras aquel moderado intermedio. Ralexion aguardó en silencio, las manos ocultas en sus bolsillos. Cambiaba la orientación de su rostro hacia Nue y Akame según el que hablase, como quien observa una partida de shōgi.
A pesar de su éxito, la lengua liberada del mercenario no les aportó ni un tercio de lo que esperaba, motivo por el que Ralexion arrugó la nariz. Akame tampoco estaba contento, como bien demostró al preparar el bate improvisado una vez más. Frente a esto, Nue escupió una retahíla de excusas a toda velocidad. El Uchiha iba a replicarle, pero entonces...
PAF
El uzujin le propinó otro golpe, uno potenciado por la ira. Ralexion se quedó paralizado, necesitó de unos momentos para procesar lo que había ocurrido. El rostro de Kurosaki era una maltratada masa de carne que rezumaba sangre por los labios, una macabra estampa que testificaba a la perfección las salvajadas que podían llegar a cometer los individuos. Inspiraba pena y horror por partes iguales.
El joven de Kusa ni se percató de que una hilera de esa misma sangre había aterrizado sobre su pecho, manchándole la ropa.
—¡Akame-san, ya basta! ¡Lo vas a matar si sigues así! —reprobó Ralexion tan pronto se recuperó del shock— ¡Suelta la puta barra de metal y déjame que hable con él, si es que no lo has dejado inconsciente o peor!
Muerto no les serviría de nada; peor todavía, tendrían que deshacerse de un cadáver, como si fuesen una pareja de sucios criminales. Así mismo, dejando de lado estos motivos prácticos, el rapaz no deseaba la muerte de Nue por motivos meramente humanos.
Se aproximó al mercenario y posó sus dos manos sobre los hombros de este, zarandeándolo repetidas veces.
—¡¿Kurosaki-san, Kurosaki-san?! ¡Responde!