28/01/2018, 21:49
Akame esperó paciente a que su compañero kusajin se duchara. Estaba sentado en una de las incómodas sillas de la habitación, con la mirada perdida en el ventanal desde el cual se podía ver la plaza, así como el resto de la plataforma, y más pasarelas, edificios y construcciones iluminadas entre los troncos de los inmensos árboles.
Cuando oyó el grifo de la ducha cerrarse, el uzujin se levantó y se dirigió hacia el ropero. Para cuando Ralexion salió —con la toalla tapándole las vergüenzas—, Akame ya tenía en sus manos un pantalón largo de color arena y una camisa de cuello alto de tono azul marino, con el símbolo del clan Uchiha en la espalda.
—Sírvete —le dijo a Ralexion mientras le daba la ropa—. Conserva la capa y las botas, te van a hacer falta. Aunque me hayas echado una mano hasta el final, cosa que agradezco, mi oferta sigue en pie. Tengo un pasaje pagado para una carvana que sale dentro de cuarenta y cinco minutos.
Se cruzó de brazos, bajando la mirada.
—Yo me quedaré unos días, pero tú deberías irte ya. No sabemos qué puede pasar con el tipejo de las cicatrices, y ya te hirieron una vez por mi culpa.
Cuando oyó el grifo de la ducha cerrarse, el uzujin se levantó y se dirigió hacia el ropero. Para cuando Ralexion salió —con la toalla tapándole las vergüenzas—, Akame ya tenía en sus manos un pantalón largo de color arena y una camisa de cuello alto de tono azul marino, con el símbolo del clan Uchiha en la espalda.
—Sírvete —le dijo a Ralexion mientras le daba la ropa—. Conserva la capa y las botas, te van a hacer falta. Aunque me hayas echado una mano hasta el final, cosa que agradezco, mi oferta sigue en pie. Tengo un pasaje pagado para una carvana que sale dentro de cuarenta y cinco minutos.
Se cruzó de brazos, bajando la mirada.
—Yo me quedaré unos días, pero tú deberías irte ya. No sabemos qué puede pasar con el tipejo de las cicatrices, y ya te hirieron una vez por mi culpa.