Le molestaban los dedos de los pies por la arena entre los dedos, a su vez que trataba de proteger su único ojo alzando su brazo por delante de su campo visual. No tenía más esperanza que la de confiar en los instintos del ninja de Uzushio y en los del perro. Por suerte, en palabras del castaño sólo tenían que seguir derechos para poder llegar a destino.
—No, por suerte no. Sólo a las rubias— se refirió metafóricamente a su desprecio natural por las féminas de cabellos claros. —Y luego dicen que el clima de nuestro país es terrible, ¡esta arena es insufrible!— No podía gritar más sólo porque al hacerlo seguramente la arena se le iba a terminar metiendo hasta la garganta y eso no sería muy práctico. "Me pregunto si papá estará ya se encuentra en la ciudad, no es conveniente que me encuentre tan pronto. Si me ve con él, sabrá que me ayudó a llegar"
—¿Sabes más o menos cuanto tiempo nos tomará llegar hasta Inaka?— No estaba seguro si podría mantener el ritmo, además, el mínimo desvió podría ser letal.
La tormenta cada vez se volvía más fuerte, llegando al punto que la visibilidad llegó a 0. No había sol, no había rastros del horizonte. En el caso del Isa, caminaba tratando de no perder de vista en ningún momento al otro niño y al perro. "No es cómo si hubiese otra cosa a la que mirar."
—No, por suerte no. Sólo a las rubias— se refirió metafóricamente a su desprecio natural por las féminas de cabellos claros. —Y luego dicen que el clima de nuestro país es terrible, ¡esta arena es insufrible!— No podía gritar más sólo porque al hacerlo seguramente la arena se le iba a terminar metiendo hasta la garganta y eso no sería muy práctico. "Me pregunto si papá estará ya se encuentra en la ciudad, no es conveniente que me encuentre tan pronto. Si me ve con él, sabrá que me ayudó a llegar"
—¿Sabes más o menos cuanto tiempo nos tomará llegar hasta Inaka?— No estaba seguro si podría mantener el ritmo, además, el mínimo desvió podría ser letal.
La tormenta cada vez se volvía más fuerte, llegando al punto que la visibilidad llegó a 0. No había sol, no había rastros del horizonte. En el caso del Isa, caminaba tratando de no perder de vista en ningún momento al otro niño y al perro. "No es cómo si hubiese otra cosa a la que mirar."