—No, no es sólo un color. Es que, es ver una y se me revuelve el estómago. Además todas tienen mal carácter, nunca me he topado con ninguna decente. Es una sensación de desagrado que no puedo describir— No soportaba entablar conversación con esa clase de mujeres, aunque era algo de su propia sugestión.
La siguiente respuesta del ninja de Uzushiogakure fue que el inhóspito clima desértico era mucho mejor que mojarse un poco.
—¿Prefieres esta polvareda a la lluvia? Digo, aunque este viento cesara buena parte del país es inhabitable. Sin contar con las Llanuras de la Tempestad Eterna, el País de la Tormenta no es tan mal sitio para vivir, de verdad. No eres el primero que he escuchado quejarse al respecto. Tampoco digo que sea perfecto pero oye, al menos es mucho más adecuado para vivir que este cajón de arena— remató.
La anaranjada marejada no quería dejarles avanzar, más no podían torcer el paso o sería seguramente el final de ambos. "¿Y mi padre quería que lo hiciera sólo? Que no joda. Sin embargo he escuchado que las tormentas de arena pueden llegar a ocupar varios kilómetros y durar días. Por lo que de una u otra forma la cosa está negra, o amarilla en este caso."
Mientras seguían avanzando, nada parecía cambiar. El Isa empezaba a fatigarse; no era muy conocido por su aguante precisamente. Cuando la cosa ya estaba muy cruda, la borrosa silueta de algo se divisaba por delante de su limitado campo visual. —Oeh, ¿ves eso de allí?— Señaló con la mano diestra. No alcanzaba a distinguir que era, pero estaba justamente por delante de ellos. si seguían avanzando, podrían darse cuenta de que la siluetas formaban lo que parecían ser edificios. "¿Pero él no dijo que faltaba una hora de camino para Inaka?" tal y cómo el Inuzuka había dicho, no debería existir ningún otro punto en el mapa.
Fuese lo que fuese, el conjunto de estructuras estaba justo en su camino. Al avanzar, podrían percatarse de que eran casas de madera, viejas, perdidas en el vasto desierto. —¿Qué se supone que es este lugar?— Aunque la verdadera pregunta sería ¿Deberían adentrase?.
La siguiente respuesta del ninja de Uzushiogakure fue que el inhóspito clima desértico era mucho mejor que mojarse un poco.
—¿Prefieres esta polvareda a la lluvia? Digo, aunque este viento cesara buena parte del país es inhabitable. Sin contar con las Llanuras de la Tempestad Eterna, el País de la Tormenta no es tan mal sitio para vivir, de verdad. No eres el primero que he escuchado quejarse al respecto. Tampoco digo que sea perfecto pero oye, al menos es mucho más adecuado para vivir que este cajón de arena— remató.
La anaranjada marejada no quería dejarles avanzar, más no podían torcer el paso o sería seguramente el final de ambos. "¿Y mi padre quería que lo hiciera sólo? Que no joda. Sin embargo he escuchado que las tormentas de arena pueden llegar a ocupar varios kilómetros y durar días. Por lo que de una u otra forma la cosa está negra, o amarilla en este caso."
Mientras seguían avanzando, nada parecía cambiar. El Isa empezaba a fatigarse; no era muy conocido por su aguante precisamente. Cuando la cosa ya estaba muy cruda, la borrosa silueta de algo se divisaba por delante de su limitado campo visual. —Oeh, ¿ves eso de allí?— Señaló con la mano diestra. No alcanzaba a distinguir que era, pero estaba justamente por delante de ellos. si seguían avanzando, podrían darse cuenta de que la siluetas formaban lo que parecían ser edificios. "¿Pero él no dijo que faltaba una hora de camino para Inaka?" tal y cómo el Inuzuka había dicho, no debería existir ningún otro punto en el mapa.
Fuese lo que fuese, el conjunto de estructuras estaba justo en su camino. Al avanzar, podrían percatarse de que eran casas de madera, viejas, perdidas en el vasto desierto. —¿Qué se supone que es este lugar?— Aunque la verdadera pregunta sería ¿Deberían adentrase?.