30/01/2018, 05:32
Koko no hablaba, no le parecía nada necesario considerando que Nagisa si bien, fue algo más afectiva que muchos otros, nunca fue muy cercana que digamos salvo por una que otra ocasión en la que estaba excesivamente aburrida.
La peli-celeste lo entendía perfectamente, así que no le molestó en lo más mínimo que la menor no le dedicase ni una sola palabra, sin mencionar que estaba en una situación espantosa como para mostrarse amigable o lo que sea.
De todas maneras, el bandido accedió al pedido de la chuunin y le dio un par de bofetadas a la pecosa, demostrando que o no era un clon, o la persona transformada tenía una concentración simplemente envidiable.
Claro, la pobre Koko se tuvo que aguantar las bofetadas y a pesar que sabía que había sido por orden de su hermana, no le había agradado nada la fuerza que el Uchiha había puesto en cada bofetada.
—Así está bien, alguna arruga se le irá con eso —dijo sin ningún temor a ofender a la menor, luego se llevó una mano a la cadera y depositó su peso sobre una pierna para estarse algo más cómoda—. Deja que la chica venga conmigo cuando termines de contar tu dinero —afirmó algo fastidiada en lo que extendía la mano con el saco de dinero.
Esperaba que aquel hombre que tenía más cerca se acercase y tome la bolsa. Seguramente contaría el dinero aunque llevaría un buen rato pero los diez mil estaban allí adentro, todo lo que había gastado en los días anteriores era dinero que tenía guardado en la cartera así que no tenía relación en lo más mínimo con lo que le habían exigido por su hermana.
La peli-celeste lo entendía perfectamente, así que no le molestó en lo más mínimo que la menor no le dedicase ni una sola palabra, sin mencionar que estaba en una situación espantosa como para mostrarse amigable o lo que sea.
De todas maneras, el bandido accedió al pedido de la chuunin y le dio un par de bofetadas a la pecosa, demostrando que o no era un clon, o la persona transformada tenía una concentración simplemente envidiable.
Claro, la pobre Koko se tuvo que aguantar las bofetadas y a pesar que sabía que había sido por orden de su hermana, no le había agradado nada la fuerza que el Uchiha había puesto en cada bofetada.
—Así está bien, alguna arruga se le irá con eso —dijo sin ningún temor a ofender a la menor, luego se llevó una mano a la cadera y depositó su peso sobre una pierna para estarse algo más cómoda—. Deja que la chica venga conmigo cuando termines de contar tu dinero —afirmó algo fastidiada en lo que extendía la mano con el saco de dinero.
Esperaba que aquel hombre que tenía más cerca se acercase y tome la bolsa. Seguramente contaría el dinero aunque llevaría un buen rato pero los diez mil estaban allí adentro, todo lo que había gastado en los días anteriores era dinero que tenía guardado en la cartera así que no tenía relación en lo más mínimo con lo que le habían exigido por su hermana.