2/02/2018, 22:23
Llegado al corazón de Taikarune, Kaido se dio cuenta que no tendría problema en encontrar a alguien a quien preguntar la localización del restaurante. Básicamente, porque las calles estaban a rebosar. Tras probar suerte y no encontrarla en una pareja que resultaban ser turistas, el amejin halló al fin las indicaciones deseadas.
Apenas tenía pérdida, y el mayor obstáculo tan solo era abrirse paso entre toda la marabunta de gente que inundaba la calle principal. Por el camino, sin embargo, notó algo en la nuca. Una sensación, difícilmente explicable con palabras. Era la misma sensación que se tiene cuando intuyes que te están mirando a la espalda.
Cuando desvió la mirada, le pareció ver dos ninjas mirando hacia su posición. Supo que eran ninjas, porque llevaban la bandana puesta. Una en la frente, el otro en el cuello, no supo distinguir de qué Villa. Era una chica pelirroja y un joven con un jersey que ponía… ¿Brigada Inuzuka? O algo parecido, porque en seguida los perdió de vista.
Reanudada su marcha, siguió bajando hasta llegar a las lindes de la ciudad y su destino: la costa. Allí, anclado a un pequeño puerto, halló el restaurante Baratie. Un restaurante con algo curioso, un pequeño detalle que le diferenciaba del resto y le hacía único y especial. Aquel restaurante era…
… un barco, con su nombre escrito en el casco. Kaido había creído haber viajado en un gran barco en su aventura junto a Akame y Datsue hacia Isla Monotonía. Entonces se dio cuenta que aquello era relativo. Si lo comparaba con el que tenía en frente, desde luego, era como comparar a un gorila de dos metros con un elefante. A los dos se les consideraba grandes, pero jugaban, simplemente, en categorías distintas.
En el muelle que conducía hasta el barco —al que por lo visto todavía no se podía acceder—, había formada una pequeña cola de una docena de personas. La última —y la más próxima a él—, era una muchacha menuda y rubia, de tez morena —lo supo por el color de sus antebrazos, pues estaba de espadas a él—, y un…
… brazalete negro en la muñeca derecha.
Apenas tenía pérdida, y el mayor obstáculo tan solo era abrirse paso entre toda la marabunta de gente que inundaba la calle principal. Por el camino, sin embargo, notó algo en la nuca. Una sensación, difícilmente explicable con palabras. Era la misma sensación que se tiene cuando intuyes que te están mirando a la espalda.
Cuando desvió la mirada, le pareció ver dos ninjas mirando hacia su posición. Supo que eran ninjas, porque llevaban la bandana puesta. Una en la frente, el otro en el cuello, no supo distinguir de qué Villa. Era una chica pelirroja y un joven con un jersey que ponía… ¿Brigada Inuzuka? O algo parecido, porque en seguida los perdió de vista.
Reanudada su marcha, siguió bajando hasta llegar a las lindes de la ciudad y su destino: la costa. Allí, anclado a un pequeño puerto, halló el restaurante Baratie. Un restaurante con algo curioso, un pequeño detalle que le diferenciaba del resto y le hacía único y especial. Aquel restaurante era…
… un barco, con su nombre escrito en el casco. Kaido había creído haber viajado en un gran barco en su aventura junto a Akame y Datsue hacia Isla Monotonía. Entonces se dio cuenta que aquello era relativo. Si lo comparaba con el que tenía en frente, desde luego, era como comparar a un gorila de dos metros con un elefante. A los dos se les consideraba grandes, pero jugaban, simplemente, en categorías distintas.
En el muelle que conducía hasta el barco —al que por lo visto todavía no se podía acceder—, había formada una pequeña cola de una docena de personas. La última —y la más próxima a él—, era una muchacha menuda y rubia, de tez morena —lo supo por el color de sus antebrazos, pues estaba de espadas a él—, y un…
… brazalete negro en la muñeca derecha.