3/02/2018, 18:50
La chica dio un respingo al ver a Kaido, conteniendo a duras penas un chillido del susto que se había pegado. El shinobi supo perfectamente a que se debía: los ojos de la chica habían pasado de sus dientes afilados a su piel casi azul, y su expresión, por un instante, había sido la de alguien viendo a un tiburón abriendo sus fauces sobre él.
Entonces frunció el ceño, y le dio un ligero manotazo en el pecho.
—¡Menudo susto me has dado, capullo! —le criticó, todavía con una mano en su propio pecho del susto—. Deberías tratar con más gentileza a las damas.
Suspiró, liberando toda la tensión. Tenía la cara ligeramente redondeada, y unos ojos de color ámbar y llenos de curiosidad. Sonrió.
—Pues sí —respondió, a su pregunta—. ¿No es genial? Quiero decir, sé que en principio solo es un trabajo temporal, para cubrir las fiestas. ¡¿Pero y si le gustamos?! ¡¿Y si nos contratan indefinidamente?! —preguntaba, y casi parecía dar saltitos de alegría al mismo tiempo—. Imagínate… trabajar junto al mayor chef de Oonindo… —suspiró, como si no tuviese palabras para definir cuán maravilloso sería.
»Oh, y soy Kila, por cierto.
Entonces frunció el ceño, y le dio un ligero manotazo en el pecho.
—¡Menudo susto me has dado, capullo! —le criticó, todavía con una mano en su propio pecho del susto—. Deberías tratar con más gentileza a las damas.
Suspiró, liberando toda la tensión. Tenía la cara ligeramente redondeada, y unos ojos de color ámbar y llenos de curiosidad. Sonrió.
—Pues sí —respondió, a su pregunta—. ¿No es genial? Quiero decir, sé que en principio solo es un trabajo temporal, para cubrir las fiestas. ¡¿Pero y si le gustamos?! ¡¿Y si nos contratan indefinidamente?! —preguntaba, y casi parecía dar saltitos de alegría al mismo tiempo—. Imagínate… trabajar junto al mayor chef de Oonindo… —suspiró, como si no tuviese palabras para definir cuán maravilloso sería.
»Oh, y soy Kila, por cierto.