3/02/2018, 20:00
Un apretón de mano podía decir mucho de una persona. Si era muy fuerte, probablemente se tratase de una imperiosa necesidad de transmitir una fortaleza que no se tenía. Si era muy suave, habría demostrado vacilación. Pero el de Kila fue en un punto intermedio, con la seguridad y la confianza que pocos suelen tener frente al gyojin. Menos aún en circunstancias tan fugaces como aquella.
—¡Ja! ¡Me crezco en las situaciones difíciles! Te lo juro por Susano’o, no me iré de aquí sin haber conseguido el trabajo.
Ella sonrió.
Y él, también.
—¿Y de dónde eres, Shirosame? No me suena de verte por aquí…
—Porque no soy de por estos lares, por eso. Soy oriundo de Arashi no Kuni, aunque llevo medio año moviéndome de timbo al tambo, sobre todo por Tanzaku y cercanías. No soy muy de quedarme en un sólo sitio durante tanto tiempo, así que aquí estoy, probando suerte en otro lado. ¿Y tú, qué? —le increpó, tras evaluar su reacción—. ¿llevas mucho en Taikarune?
—¡Ja! ¡Me crezco en las situaciones difíciles! Te lo juro por Susano’o, no me iré de aquí sin haber conseguido el trabajo.
Ella sonrió.
Y él, también.
—¿Y de dónde eres, Shirosame? No me suena de verte por aquí…
—Porque no soy de por estos lares, por eso. Soy oriundo de Arashi no Kuni, aunque llevo medio año moviéndome de timbo al tambo, sobre todo por Tanzaku y cercanías. No soy muy de quedarme en un sólo sitio durante tanto tiempo, así que aquí estoy, probando suerte en otro lado. ¿Y tú, qué? —le increpó, tras evaluar su reacción—. ¿llevas mucho en Taikarune?