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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#15
—¡Ya lo sé! No me riñas... —replicó la chiquilla por lo bajo, pero el enfurruñamiento inicial cedió el paso a una súbita emoción—. ¡Ya sé! Por qué no veniis a casa?

—¿¡Qué!? —exclamó Ayame, reincorporándose de golpe.

—Yo... esto... —balbuceó Yota.

—¡Sí, sí, sí, por favor! Suena genial, ¿A que si, chicos? —culminó la araña.

—¡Ay, qué mona! Venga, que hay sitio para los tres —exclamó la niña, muerta de alegría.

Y durante un instante Ayame no pudo evitar sentirse extrañada de que la niña, no sólo no temiera a un bicho tan grande como una mano como era Kumopansa, sino que ni siquiera mostrara ningún tipo de sorpresa ante el hecho de que hablara.

—Yo.... Bueno, ¿Qué dices, Ayame? —preguntó Yota, dirigiéndose directamente a ella.

Y Ayame, que se había visto sorprendida por la súbita invitación, sacudió la cabeza.

—E... ¡Espera, espera! —musitó agitando las manos en el aire—. Ahora mismo somos unos desconocidos. No podemos llegar a tu casa así sin más, tus papás se molestarán —argumentó, apurada.

Desde luego, la promesa de una habitación caliente era más que tentadora. Sobre todo mientras estaban sufriendo aquel frío invernal que estaba comenzando a congelarse las orejas, la punta de la nariz y los dedos; pero había demasiados condicionantes en contra. Y todos ellos tenían que ver con el temor a lo desconocido. Los padres de aquella niña debían de haberla educado para que no hablara con extraños, y mucho menos que los invitara a su casa. Todo lo repentino de la situación era demasiado extraño, y había despertado todas sus alarmas.
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

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Mensajes en este tema
RE: Flechas cruzadas en la nieve - por Aotsuki Ayame - 5/02/2018, 12:18


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