7/02/2018, 14:38
—¿¡Qué!?
En efecto, la exclamación de Ayame resumía lo que ambos pensábamos, y por contraposición la denegación al deseo de Kumopansa de llegar a un lugar calentito.
Aquella invitación resultaba extraña, pero la verdad, estaba a punto de posicionarme del lado de la araña. El frío estaba por vencernos, calando hasta el interior de nuestros huesos, insensibilizando las yemas de los dedos así como la nariz, en ocasiones temblaban nuestros músculos y es que ni siquiera en un lugar frío como Amegakure uno estaba preparado para aquel ambiente gélido. Era algo extremo.
—E... ¡Espera, espera! —musitó agitando las manos en el aire—. Ahora mismo somos unos desconocidos. No podemos llegar a tu casa así sin más, tus papás se molestarán
— ¡Jolines! Yo quería pasar la noche con vosotros... No todos los días vienen unos ninjas por aquí... — replicó la niñita entre dientes ante las evidentes excusas de la amejin.
Y entonces se me ocurrió algo que debería contentar a ambas.
— Vale, mirad, propongo lo siguiente, ¿Qué tal si vamos y si sus padres no ponen pegas aceptamos la invitación?
— ¡Sí! — exclamó la menor volviendo a emocionarse.
La araña bajo hasta la nieve para acercarse a Ayame.
— Sosa, más que sosa. Voy a tener que echarte sal si sigues así
En efecto, la exclamación de Ayame resumía lo que ambos pensábamos, y por contraposición la denegación al deseo de Kumopansa de llegar a un lugar calentito.
Aquella invitación resultaba extraña, pero la verdad, estaba a punto de posicionarme del lado de la araña. El frío estaba por vencernos, calando hasta el interior de nuestros huesos, insensibilizando las yemas de los dedos así como la nariz, en ocasiones temblaban nuestros músculos y es que ni siquiera en un lugar frío como Amegakure uno estaba preparado para aquel ambiente gélido. Era algo extremo.
—E... ¡Espera, espera! —musitó agitando las manos en el aire—. Ahora mismo somos unos desconocidos. No podemos llegar a tu casa así sin más, tus papás se molestarán
— ¡Jolines! Yo quería pasar la noche con vosotros... No todos los días vienen unos ninjas por aquí... — replicó la niñita entre dientes ante las evidentes excusas de la amejin.
Y entonces se me ocurrió algo que debería contentar a ambas.
— Vale, mirad, propongo lo siguiente, ¿Qué tal si vamos y si sus padres no ponen pegas aceptamos la invitación?
— ¡Sí! — exclamó la menor volviendo a emocionarse.
La araña bajo hasta la nieve para acercarse a Ayame.
— Sosa, más que sosa. Voy a tener que echarte sal si sigues así
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa