8/02/2018, 00:43
El repentino ataque de risa del uzujin tomó por sorpresa a Ralexion, que lo observó con una mezcla de incredulidad e irritación. «¿He dicho algo gracioso?», se preguntó de manera genuina el rapaz. Finalmente, cuando su pariente logró apaciguar su alborozo, demostró estar de acuerdo con el pelinegro, el cual relajó sus facciones.
—Suena guay —se limitó a responder Ralexion frente a tal discurso por parte de su acompañante.
Sí, definitivamente Akame amaba sus raíces hasta la médula. El kusajin había observado que un fuego especial ardía en los ojos del referido cuando empezaba a hablar de los Uchiha. Como ya se dijo antes, Ralexion lo respetaba, pero era incapaz de compartirlo.
Acto seguido el tema derivó a otros derroteros que el pelinegro no esperaba. Akame adquirió una actitud impropia de él, digna de un novato que acaba de salir de la academia y se ve, por mala fortuna, inmerso en su primer combate real. ¿El quid de la cuestión? La bebida, algo a lo que el escuálido individuo quería aficionarse pero no parecía conseguirlo.
Esta vez fue él quien quiso carcajearse, pero lo contuvo en el interior de su boca. En cualquier caso, su divertida mirada lo decía todo. Ralexion tomó una copiosa bocanada de aire y la dejó ir con lentitud, queriendo calmarse y ser bondadoso con el ninja de Uzugakure.
—No tiene mucha historia —le garantizó—. La gran mayoría de bebidas alcohólicas son un sabor adquirido, ya sabes, al principio no te agradan pero cuanto más bebes más le agarras el gustillo al sabor. En cualquier caso, ¿quieres beber para disfrutarlo o para emborracharte? Porque si es lo segundo, cosa que puedo entender, te vale con tragarlo de golpe y porrazo, así te emborracha más, de hecho, y no necesitas saborearlo. El sake se puede tomar frío o caliente, yo lo prefiero frío.
Se encogió de hombros.
—Podrías empezar pegándole un trago, digo yo —sonrió de oreja a oreja—. ¿Pero para qué quieres beber si no te gusta?
—Suena guay —se limitó a responder Ralexion frente a tal discurso por parte de su acompañante.
Sí, definitivamente Akame amaba sus raíces hasta la médula. El kusajin había observado que un fuego especial ardía en los ojos del referido cuando empezaba a hablar de los Uchiha. Como ya se dijo antes, Ralexion lo respetaba, pero era incapaz de compartirlo.
Acto seguido el tema derivó a otros derroteros que el pelinegro no esperaba. Akame adquirió una actitud impropia de él, digna de un novato que acaba de salir de la academia y se ve, por mala fortuna, inmerso en su primer combate real. ¿El quid de la cuestión? La bebida, algo a lo que el escuálido individuo quería aficionarse pero no parecía conseguirlo.
Esta vez fue él quien quiso carcajearse, pero lo contuvo en el interior de su boca. En cualquier caso, su divertida mirada lo decía todo. Ralexion tomó una copiosa bocanada de aire y la dejó ir con lentitud, queriendo calmarse y ser bondadoso con el ninja de Uzugakure.
—No tiene mucha historia —le garantizó—. La gran mayoría de bebidas alcohólicas son un sabor adquirido, ya sabes, al principio no te agradan pero cuanto más bebes más le agarras el gustillo al sabor. En cualquier caso, ¿quieres beber para disfrutarlo o para emborracharte? Porque si es lo segundo, cosa que puedo entender, te vale con tragarlo de golpe y porrazo, así te emborracha más, de hecho, y no necesitas saborearlo. El sake se puede tomar frío o caliente, yo lo prefiero frío.
Se encogió de hombros.
—Podrías empezar pegándole un trago, digo yo —sonrió de oreja a oreja—. ¿Pero para qué quieres beber si no te gusta?