8/02/2018, 19:41
Akame escuchó con la atención de un alumno aplicado en la clase en la que el profesor comienza una nueva y apasionante lección. Ralexion no escatimó en detalles y resolvió, para gozo del uzujin, todas las dudas que éste había puesto sobre la mesa —o sobre la barra, en este caso—. «Ajá, así que "sabor adquirido"... Y se puede beber frío o caliente... y...» En ese momento el Uchiha deseó tener a mano una libreta. No porque fuese demasiada información para su bien entrenado intelecto, sino por acto reflejo. Se sentía más cómodo con un lápiz entre los dedos.
Acabada la explicación, el del Remolino se encogió de hombros. La pregunta de su pariente lejano tenía todo el sentido del mundo.
—Todos los ninjas veteranos de Uzushiogakure lo hacen. Bueno, la mayoría —se corrigió—. Bueno, algunos —se volvió a corregir—. Bueno, en realidad, al único que realmente he visto beber sake es a Raito-sensei y... —sacudió la cabeza—. ¡Como sea! No puedo permitir que este desafío me supere.
Tomó el vaso de sake y, con visible indecisión, se lo llevó a los labios. Tomó un sorbo y luego lo dejó sobre la barra con un súbito gesto.
—¡Blerg! ¡Está asqueroso, joder!
El tabernero alzó la cabeza como un conejo que ha escuchado el silbido de una flecha pasar demasiado cerca de su menudo cuerpo. Sus ojos, pequeños y centrados en su rostro escuálido, buscaron rápidamente el origen de aquel insulto contra su preciado sake.
Akame agachó la cabeza y bajó la mirada.
Acabada la explicación, el del Remolino se encogió de hombros. La pregunta de su pariente lejano tenía todo el sentido del mundo.
—Todos los ninjas veteranos de Uzushiogakure lo hacen. Bueno, la mayoría —se corrigió—. Bueno, algunos —se volvió a corregir—. Bueno, en realidad, al único que realmente he visto beber sake es a Raito-sensei y... —sacudió la cabeza—. ¡Como sea! No puedo permitir que este desafío me supere.
Tomó el vaso de sake y, con visible indecisión, se lo llevó a los labios. Tomó un sorbo y luego lo dejó sobre la barra con un súbito gesto.
—¡Blerg! ¡Está asqueroso, joder!
El tabernero alzó la cabeza como un conejo que ha escuchado el silbido de una flecha pasar demasiado cerca de su menudo cuerpo. Sus ojos, pequeños y centrados en su rostro escuálido, buscaron rápidamente el origen de aquel insulto contra su preciado sake.
Akame agachó la cabeza y bajó la mirada.