19/08/2015, 00:57
Seguí subiendo escaleras cómodamente mientras continuaba distraído con mi lectura, eso me serviría para poder desviar mi atención cuando comenzara a sentir los síntomas del cansancio. Era un sistema que me solía funcionar en más de una ocasión, sobre todo en aquellos días en los que no tenía nada que llevarme a la boca.
Durante mi travesía hacía el cielo, leí una frase que me dio mucho que pensar "Haz que los adversarios vean como extraordinario lo que es ordinario para ti, haz que vean como ordinario lo que es extraordinario para ti" Quedé un buen rato reflexionando sobre aquella frase, tratando de descifrar todo aquello a lo que se quería referir.
Cuando de repente alguien se puso a mi altura y me saludó con voz vehemencia. Cerré el libro de un golpe seco, y me dirigí a aquella voz, no tardé en averiguar que se trataba de aquel muchacho calvo de hace un rato. Se presentó por el nombre de Habaki Karamaru, y mostró interés por el motivo de mi subida por aquellas escaleras que se perdían en la lejanía.
-Saludos Habaki Karamaru, mi nombre es Aoyama Yoshimitsu. Acompañé mi presentación con una leve inclinación. -No tengo inconveniente de explicarte el motivo. Se podría decir que tuve un sueño hace tiempo, quisiera saber si se hará realidad, fue un sueño que me marcó en demasía. ¿Comprendes? Uno de esos sueños que se quedan impresos en tu retina.
Tras un breve silencio, me interesé del mismo modo por las intenciones de aquel muchacho que tenía pinta de ser un monje. -¿Y usted? ¿Acaso se trata por algún asunto espiritual?
Durante mi travesía hacía el cielo, leí una frase que me dio mucho que pensar "Haz que los adversarios vean como extraordinario lo que es ordinario para ti, haz que vean como ordinario lo que es extraordinario para ti" Quedé un buen rato reflexionando sobre aquella frase, tratando de descifrar todo aquello a lo que se quería referir.
Cuando de repente alguien se puso a mi altura y me saludó con voz vehemencia. Cerré el libro de un golpe seco, y me dirigí a aquella voz, no tardé en averiguar que se trataba de aquel muchacho calvo de hace un rato. Se presentó por el nombre de Habaki Karamaru, y mostró interés por el motivo de mi subida por aquellas escaleras que se perdían en la lejanía.
-Saludos Habaki Karamaru, mi nombre es Aoyama Yoshimitsu. Acompañé mi presentación con una leve inclinación. -No tengo inconveniente de explicarte el motivo. Se podría decir que tuve un sueño hace tiempo, quisiera saber si se hará realidad, fue un sueño que me marcó en demasía. ¿Comprendes? Uno de esos sueños que se quedan impresos en tu retina.
Tras un breve silencio, me interesé del mismo modo por las intenciones de aquel muchacho que tenía pinta de ser un monje. -¿Y usted? ¿Acaso se trata por algún asunto espiritual?