19/02/2018, 00:13
Reika dedujo que podría haber ocurrido un accidente en la tienda de armas, de modo que se alejó de allí y se dirigió a uno de los hospitales de Amegakure, el más cercano al local. Era una torre altísima, incluso más que las muchas que la rodeaban. Los médicos, enfermeros y enfermos transitaban por la recepción, cada uno con el ritmo que correspondía a su estado físico o al de sus pacientes.
En recepción, una recepcionista de tez oscura y pelo negro, que vestía unas gafas rosas de media luna, le preguntó:
—Hola, kunoichi-san. ¿Qué desea?
En recepción, una recepcionista de tez oscura y pelo negro, que vestía unas gafas rosas de media luna, le preguntó:
—Hola, kunoichi-san. ¿Qué desea?