La operación comenzaba, para su desgracia.
Él estaba más o menos sereno, pero esa templanza se vería perturbada por su compañero. Le vio de reojo en el momento que le tomó de la mano, pues su actuar apresurado le desconcertaba, sumado al sudor que pronto empezó a a empañar la mano del joven Isa. "Puahg, sudor." Estaba más incómodo por el nerviosismo del Uchiha que por mantener el disfraz. Añadiendo más problemas al asunto, el pelinegro se lo llevó entre la multitud de manera brusca y con prisa. "Pero será animal..." Sí esa era la actitud con la que él Uchiha trataría a su novia, Kagetsuna iba a sentir lástima por esa pobre chica.
Una vez llegaron al hotel pudo relajarse, no de su actuación, sino del jaloneo del kusagakureño. Una vez dentro de la recepción dejó que Ralexion se encargara de pedir su habitación, mientras él esperaba callada. No pudo evitar sentir la mirada del guardia, cómo si quisiera intimidarlos de alguna forma. El Senju tenía una necesidad de encararle para demostrar que no se iba a dejar amedrentar, pero su disfraz de señorita educada le obligaba a mantener la cabeza gacha y a evitar contacto visual, atento únicamente a su compañero y la recepcionista.
"Espero que este gorila no quiera estorbar nuestro camino."
El guarura les llevó hasta su habitación, dónde por fin podrían tener algo de paz. —Entendido, no debe preocuparse por nosotros. Muchas gracias por sus indicaciones, señor—. Reverenció con sus manos adelante. "Ay de ti, putaso." Actuaba dócil, imitando a su hermana, reprimiendo sus ganas de decir nada. Sólo porque tenía la cabeza baja el otro no podría verle apretando los dientes.
Una vez entraron a su habitación no pudo evitar alzar una ceja, sorprendido por el lujo de cuarto del que disponían por aquel módico precio. Incluso el de ojos negros se dio el lujo de soltar un chistesito.
—Claro que sí nene— dijo socarrón —No es por ser ave de mal agüero, pero me huele a que hay truco en esto— Con la referencia que tenían del lugar no sería de extrañar.
Mientras su colega se dirigía al balcón el pelimorado aprovechó para ir al lavamos y limpiarse así la pegajosidad de las manos, siendo que al regresar escucharía las inquietudes del muchacho que parecía tener la mente perdida en el paisaje.
—Hay dos opciones que venía cotejando— indicó mientras se secaba con una toallita. —Primero están los bares o centros de entretenimiento nocturno del pueblo, son los típicos lugares cliché de dónde sacar información. En segundo lugar, quizás indagar en los arrabales de la ciudad, por ser los sitios dónde un fugitivo de bajo calibre cómo Mokosaki podría establecerse con más facilidad y así no llamar tanto la atención de perseguidores que quisieran buscarlo en zonas con mayor exposición— dejó la toalla tirada a un lado y caminó hasta el balcón, parándose a la par del Uchiha pero manteniendo la vista en la ciudad. —En el caso de las periferias podríamos usar la excusa de que por ser unos recién llegados nos hemos perdido buscando algo que no es. Si bien se nos dijo que era débil en combate, no sabemos que tan astuto sea. Si ha logrado mantenerse oculto hasta la fecha será por algo—. sentenció mientras contemplaba la vista del pueblo. —Tenemos tiempo de sobra hasta la hora que nos toque reunirnos con Karamaru, dejo a tu criterio si quieres que salgamos a investigar ahora mismo o si prefieres aguardar un tiempo para descansar de la caminata que hemos tenido.
Él estaba más o menos sereno, pero esa templanza se vería perturbada por su compañero. Le vio de reojo en el momento que le tomó de la mano, pues su actuar apresurado le desconcertaba, sumado al sudor que pronto empezó a a empañar la mano del joven Isa. "Puahg, sudor." Estaba más incómodo por el nerviosismo del Uchiha que por mantener el disfraz. Añadiendo más problemas al asunto, el pelinegro se lo llevó entre la multitud de manera brusca y con prisa. "Pero será animal..." Sí esa era la actitud con la que él Uchiha trataría a su novia, Kagetsuna iba a sentir lástima por esa pobre chica.
Una vez llegaron al hotel pudo relajarse, no de su actuación, sino del jaloneo del kusagakureño. Una vez dentro de la recepción dejó que Ralexion se encargara de pedir su habitación, mientras él esperaba callada. No pudo evitar sentir la mirada del guardia, cómo si quisiera intimidarlos de alguna forma. El Senju tenía una necesidad de encararle para demostrar que no se iba a dejar amedrentar, pero su disfraz de señorita educada le obligaba a mantener la cabeza gacha y a evitar contacto visual, atento únicamente a su compañero y la recepcionista.
"Espero que este gorila no quiera estorbar nuestro camino."
El guarura les llevó hasta su habitación, dónde por fin podrían tener algo de paz. —Entendido, no debe preocuparse por nosotros. Muchas gracias por sus indicaciones, señor—. Reverenció con sus manos adelante. "Ay de ti, putaso." Actuaba dócil, imitando a su hermana, reprimiendo sus ganas de decir nada. Sólo porque tenía la cabeza baja el otro no podría verle apretando los dientes.
Una vez entraron a su habitación no pudo evitar alzar una ceja, sorprendido por el lujo de cuarto del que disponían por aquel módico precio. Incluso el de ojos negros se dio el lujo de soltar un chistesito.
—Claro que sí nene— dijo socarrón —No es por ser ave de mal agüero, pero me huele a que hay truco en esto— Con la referencia que tenían del lugar no sería de extrañar.
Mientras su colega se dirigía al balcón el pelimorado aprovechó para ir al lavamos y limpiarse así la pegajosidad de las manos, siendo que al regresar escucharía las inquietudes del muchacho que parecía tener la mente perdida en el paisaje.
—Hay dos opciones que venía cotejando— indicó mientras se secaba con una toallita. —Primero están los bares o centros de entretenimiento nocturno del pueblo, son los típicos lugares cliché de dónde sacar información. En segundo lugar, quizás indagar en los arrabales de la ciudad, por ser los sitios dónde un fugitivo de bajo calibre cómo Mokosaki podría establecerse con más facilidad y así no llamar tanto la atención de perseguidores que quisieran buscarlo en zonas con mayor exposición— dejó la toalla tirada a un lado y caminó hasta el balcón, parándose a la par del Uchiha pero manteniendo la vista en la ciudad. —En el caso de las periferias podríamos usar la excusa de que por ser unos recién llegados nos hemos perdido buscando algo que no es. Si bien se nos dijo que era débil en combate, no sabemos que tan astuto sea. Si ha logrado mantenerse oculto hasta la fecha será por algo—. sentenció mientras contemplaba la vista del pueblo. —Tenemos tiempo de sobra hasta la hora que nos toque reunirnos con Karamaru, dejo a tu criterio si quieres que salgamos a investigar ahora mismo o si prefieres aguardar un tiempo para descansar de la caminata que hemos tenido.