24/02/2018, 20:56
—Oeh, ¿podrías bajarle ya algo a las bromas? Sé que estoy hundido en la mierda, no necesito que me lo restrieguen en la cara—
— Vale, vale, qué humor de perros que tienes.
Sonreí por lo ingenioso de mi comentario. Já. Aunque había aguantado bastantes más que mi último amenio. Claro que si entramos en comparaciones Juro era el que más había tragado sin quejarse o al menos sin ponerse de malas maneras, incluso más que algunas uzunesas. Una pena, la verdad, que en Kusa sea donde tienen más sentido del humor.
—A mí extraña la mansedumbre qué muestras tú u otros ninjas de Uzushio, que realmente son pocos con los que he cruzado palabra, pero ahora que me lo pienso será por las enseñanzas de su aldea.
—En Amegakure se nos enseña a ser duros y tenaces. Incluso en algunas familias es costumbre poner a sus hijos pequeños a correr bajo las tormentas cómo dios les trajo al mundo. Nuestra kage es estricta y severa con sus habitantes, circulando rumores de castigos terribles para los que desobedecen o fallan. No puedo dar fe de ello, pero por el bien de mi cuellito tampoco trataré de comprobarlo—
Me reí, honesta y sencillamente, me reí tapándome la boca para no llenarme de arena la boca.
— Mira, es que, joder, ¡qué huevos! "En Amegakure nos enseñan a ser duros y tenaces" Jajajaja, creo que deberíais centraros un poco más en la diversidad. Saber andar bajo la lluvia os va a servir en un par de sitios en el mundo, si después vais a veniros abajo en cualquier otro ambiente... pues vaya mierda de entrenamiento. Ah, sí, respecto a la mansedumbre, primero, eso suena a algo que le dirías a una vaca, y segundo, lo prefiero a ser "duro" y después ir por el mundo siendo un borde de mierda. Que no lo digo por ti, sino por otro de los tuyos que ni se dignó a decir su nombre. ¿Qué clase de shinobi va por ahí armando barullo y después se escabulle sin presentarse? Ese lo que era, era un impresentable.
Cambié el tono a uno de ofendido, que era como me sentía con aquel amante del té negro. Ni siquiera me reí ante mi última gracia. Me levanté, me sacudí la arena y me dispuse a seguir el viaje.
— Stuffy, Kagetsuna, vamos va.
Apoyé un pie en un muro e hice fuerza, haciéndolo caer al lado opuesto a donde estábamos. Empecé a caminar siguiendo en la misma dirección que ya llevábamos antes con Stuffy detrás.
— Vale, vale, qué humor de perros que tienes.
Sonreí por lo ingenioso de mi comentario. Já. Aunque había aguantado bastantes más que mi último amenio. Claro que si entramos en comparaciones Juro era el que más había tragado sin quejarse o al menos sin ponerse de malas maneras, incluso más que algunas uzunesas. Una pena, la verdad, que en Kusa sea donde tienen más sentido del humor.
—A mí extraña la mansedumbre qué muestras tú u otros ninjas de Uzushio, que realmente son pocos con los que he cruzado palabra, pero ahora que me lo pienso será por las enseñanzas de su aldea.
—En Amegakure se nos enseña a ser duros y tenaces. Incluso en algunas familias es costumbre poner a sus hijos pequeños a correr bajo las tormentas cómo dios les trajo al mundo. Nuestra kage es estricta y severa con sus habitantes, circulando rumores de castigos terribles para los que desobedecen o fallan. No puedo dar fe de ello, pero por el bien de mi cuellito tampoco trataré de comprobarlo—
Me reí, honesta y sencillamente, me reí tapándome la boca para no llenarme de arena la boca.
— Mira, es que, joder, ¡qué huevos! "En Amegakure nos enseñan a ser duros y tenaces" Jajajaja, creo que deberíais centraros un poco más en la diversidad. Saber andar bajo la lluvia os va a servir en un par de sitios en el mundo, si después vais a veniros abajo en cualquier otro ambiente... pues vaya mierda de entrenamiento. Ah, sí, respecto a la mansedumbre, primero, eso suena a algo que le dirías a una vaca, y segundo, lo prefiero a ser "duro" y después ir por el mundo siendo un borde de mierda. Que no lo digo por ti, sino por otro de los tuyos que ni se dignó a decir su nombre. ¿Qué clase de shinobi va por ahí armando barullo y después se escabulle sin presentarse? Ese lo que era, era un impresentable.
Cambié el tono a uno de ofendido, que era como me sentía con aquel amante del té negro. Ni siquiera me reí ante mi última gracia. Me levanté, me sacudí la arena y me dispuse a seguir el viaje.
— Stuffy, Kagetsuna, vamos va.
Apoyé un pie en un muro e hice fuerza, haciéndolo caer al lado opuesto a donde estábamos. Empecé a caminar siguiendo en la misma dirección que ya llevábamos antes con Stuffy detrás.
—Nabi—