27/02/2018, 17:52
—¡Entrena! ¡haz ésto! ¡haz ésto otro! ¡no hagas eso! ¡vístete así! ¡no comas eso! ¡no mires a las chicas!¡estudia! ¡haz los deberes! ¡esfuérzate por hacer renombre a la familia! —el chico chasqueó la lengua, indignado —¿en serio que nunca se cansa ese hombre de mandar y mandar? tío, es super pesado.
A su lado, el único e inseparable amigo de Etsu, Akane. El cuadrúpedo andaba a su vera, escuchando al rastas porque o bien no le quedaba otra, o bien estaba en parte de a cuerdo. Tampoco era muy capaz de mandarlo a callar, y mas cuando éste no quería ni hacerle caso a sus gestos o ladridos. Pero bueno, Akane era bastante inteligente, lo suficiente como para saber que el pobre chico tan solo quería desahogarse un poco.
—¿no estás cansado de él? Ni que tuviera que obligarme a entrenar, lo hago porque quiero, porque YO voy a ser el mejor shinobi.
—¡Wof! —contestó el can.
El chico por un momento lo miró —Bueno si, SEREMOS los mejores shinobis.
Entre tanto, caminaban dirección a Yachi, tan solo tenían que seguir el río según Padre había dicho. Las órdenes de éste había sido claras —si, órdenes, como siempre— tenían que ir a Yachi, y extender las fronteras del taijutsu familiar. Debían buscar nuevos seguidores, y para ello debían retar a cualquier tipo de escuela de artes marciales que encontrasen en ese sitio. Sin embargo, no estaban ninguno de los dos muy seguros de cómo debían proceder.
«Será algo así como presentarse y decir "Hola, vengo a patearos el culo porque el Tekken es el mejor estilo de lucha cuerpo a cuerpo" y me quedo tan pancho, ¿o qué? desde luego, que Papá cada día inventa gilipolleces mas disparatadas. Ésto es casi peor que cuando me soltó en el bosque y tuve que encontrar el camino de vuelta a casa...»
Al cabo de un rato pateando la orilla del río, al fin vio a la primera persona en un largo lapso de tiempo. Se trataba de un chico, y estaba a orillas del mismo río, absorto en sus pensamientos. Etsu no tomó ningún desvío, continuo su marcha por la senda, hasta que inevitablemente toparía con él. Obviamente, pararía a un par de metros del chico, no era cosa de pasar por encima suya. Además, tenía que hablar con él, seguro que tenía respuesta.
—¡Wey! ¿Está por aquí cerca Yachi, tío?
Sin duda, diplomado en ciencias de la conversación, y doctorado en el arte de socializar.
A su lado, el único e inseparable amigo de Etsu, Akane. El cuadrúpedo andaba a su vera, escuchando al rastas porque o bien no le quedaba otra, o bien estaba en parte de a cuerdo. Tampoco era muy capaz de mandarlo a callar, y mas cuando éste no quería ni hacerle caso a sus gestos o ladridos. Pero bueno, Akane era bastante inteligente, lo suficiente como para saber que el pobre chico tan solo quería desahogarse un poco.
—¿no estás cansado de él? Ni que tuviera que obligarme a entrenar, lo hago porque quiero, porque YO voy a ser el mejor shinobi.
—¡Wof! —contestó el can.
El chico por un momento lo miró —Bueno si, SEREMOS los mejores shinobis.
Entre tanto, caminaban dirección a Yachi, tan solo tenían que seguir el río según Padre había dicho. Las órdenes de éste había sido claras —si, órdenes, como siempre— tenían que ir a Yachi, y extender las fronteras del taijutsu familiar. Debían buscar nuevos seguidores, y para ello debían retar a cualquier tipo de escuela de artes marciales que encontrasen en ese sitio. Sin embargo, no estaban ninguno de los dos muy seguros de cómo debían proceder.
«Será algo así como presentarse y decir "Hola, vengo a patearos el culo porque el Tekken es el mejor estilo de lucha cuerpo a cuerpo" y me quedo tan pancho, ¿o qué? desde luego, que Papá cada día inventa gilipolleces mas disparatadas. Ésto es casi peor que cuando me soltó en el bosque y tuve que encontrar el camino de vuelta a casa...»
Al cabo de un rato pateando la orilla del río, al fin vio a la primera persona en un largo lapso de tiempo. Se trataba de un chico, y estaba a orillas del mismo río, absorto en sus pensamientos. Etsu no tomó ningún desvío, continuo su marcha por la senda, hasta que inevitablemente toparía con él. Obviamente, pararía a un par de metros del chico, no era cosa de pasar por encima suya. Además, tenía que hablar con él, seguro que tenía respuesta.
—¡Wey! ¿Está por aquí cerca Yachi, tío?
Sin duda, diplomado en ciencias de la conversación, y doctorado en el arte de socializar.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~