27/02/2018, 23:52
El chico que reposaba la mirada en el acuoso espejo, terminó por percatarse de la presencia del Inuzuka, o simplemente éste lo pilló en el momento en que había terminado de peinarse, o a saber. Fuese como fuese, el chico terminó por encarar al rastas, enfrentando cara a cara la pregunta del mismo. El chico quedó un tanto asombrado, incluso ladeó el rostro, como intentando de comprender al de Kusa. Por un momento casi parecía que el de orbes verdes hablase en otro idioma, y eso que no le había ladrado, al menos por ahora.
El chico llevaba un parche, como si fuese un pirata. Lamentablemente, no lo era. Tenía unas indumentarias claramente shinobis, y tenía incluso una bandana a su brazo, tal y como él mismo tenía. Casualidad o no, raro sería que un shinobi fuese también pirata, no era muy compatible... ¿no?
Con mesura, el chico repitió la pregunta, quizás en pos de aclarar si lo había entendido bien. Tras ello, fue peor a que si le echase un cubo de agua fría por la cabeza. Contestó que la mencionada ciudad que buscaba estaba bastante mas al sur, en algún sitio donde la lluvia no cesaba. El Inuzuka no pudo esconder su sorpresa, el muy alocado había terminado por perderse en su propio país, era una deshonra de ninja con aptitudes de rastreo. Sin duda, no debía enterarse su padre, o el castigo sería terrible, digno de recordar.
Por suerte o por desgracia, el loco de las artes marciales no estaba allí.
—Diablos... —blasfemó, desviando la mirada hacia el sur —2 putos días de viaje... eso es mucho entrenamiento perdido.
Sin embargo, ahora era el chico quien lanzaba la pregunta, y el quien la recibía. Audaz y observador, pese a tener un único ojo al descubierto, preguntó por su procedencia, puesto que la bandana relucía en su brazo. Etsu volvió la mirada de nuevo al de cabellera de tonos raros.
—Pues soy de Kusagakure. Mi nombre es Inuzuka Etsu.
—¡Woff!
El rastas llevó su mirada hacia su compañero de viaje, e hizo un gesto para presentarlo —umm y él es Inuzuka Akane.
El medio huskie se sentó, y quedó observando al chico del parche ocular. Entre tanto, Etsu llevó su diestra hacia el mentón, aún pensando cómo arreglar el asunto del viaje. Se había desviado mucho, demasiado. No era algo a tomar a la ligera, pues o bien retomaba el camino y perdía mucho entrenamiento, o bien...
«O bien puedo buscar otra ciudad o pueblo por aquí y buscar si tienen dojo. Total, lo que Padre quiere es que hagamos reconocer el apellido, da igual por dónde empecemos, ¿no? Además, sería un auténtico desperdicio de tiempo ir hacia el otro lado, es mucho, mucho, mucho entrenamiento perdido en dos días de viaje.»
El chico llevaba un parche, como si fuese un pirata. Lamentablemente, no lo era. Tenía unas indumentarias claramente shinobis, y tenía incluso una bandana a su brazo, tal y como él mismo tenía. Casualidad o no, raro sería que un shinobi fuese también pirata, no era muy compatible... ¿no?
Con mesura, el chico repitió la pregunta, quizás en pos de aclarar si lo había entendido bien. Tras ello, fue peor a que si le echase un cubo de agua fría por la cabeza. Contestó que la mencionada ciudad que buscaba estaba bastante mas al sur, en algún sitio donde la lluvia no cesaba. El Inuzuka no pudo esconder su sorpresa, el muy alocado había terminado por perderse en su propio país, era una deshonra de ninja con aptitudes de rastreo. Sin duda, no debía enterarse su padre, o el castigo sería terrible, digno de recordar.
Por suerte o por desgracia, el loco de las artes marciales no estaba allí.
—Diablos... —blasfemó, desviando la mirada hacia el sur —2 putos días de viaje... eso es mucho entrenamiento perdido.
Sin embargo, ahora era el chico quien lanzaba la pregunta, y el quien la recibía. Audaz y observador, pese a tener un único ojo al descubierto, preguntó por su procedencia, puesto que la bandana relucía en su brazo. Etsu volvió la mirada de nuevo al de cabellera de tonos raros.
—Pues soy de Kusagakure. Mi nombre es Inuzuka Etsu.
—¡Woff!
El rastas llevó su mirada hacia su compañero de viaje, e hizo un gesto para presentarlo —umm y él es Inuzuka Akane.
El medio huskie se sentó, y quedó observando al chico del parche ocular. Entre tanto, Etsu llevó su diestra hacia el mentón, aún pensando cómo arreglar el asunto del viaje. Se había desviado mucho, demasiado. No era algo a tomar a la ligera, pues o bien retomaba el camino y perdía mucho entrenamiento, o bien...
«O bien puedo buscar otra ciudad o pueblo por aquí y buscar si tienen dojo. Total, lo que Padre quiere es que hagamos reconocer el apellido, da igual por dónde empecemos, ¿no? Además, sería un auténtico desperdicio de tiempo ir hacia el otro lado, es mucho, mucho, mucho entrenamiento perdido en dos días de viaje.»
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~