28/02/2018, 01:05
—Lo justo para entrar en calor —respondió el Uchiha, haciendo rodar sus hombros—. Claro, ponte cómodo.
Akame esperó a que su contrincante en el futuro inmediato dejara su mochila fuera del tatami. Cuando Keisuke se quitó las sandalias, el propio uzujin se dio cuenta de que él todavía llevaba puestas sus botas. «Meh, qué descuido... Suerte que este tatami es, supuestamente, irrompible», pensó con cierta gracia. En semejante terreno de batalla no había peligro de dañar el suelo de la plataforma, que lucía brillante y pulido.
Mientras el de la Lluvia estiraba, los muchachos comenzaron una charla. Akame negó con la cabeza ante la pregunta de su contrincante.
—Nunca volví a ver a Juro-san después de aquel encargo. Parecía un tipo tímido y bastante inseguro, pero ¡demonios! Fue capaz de neutralizarnos a ambos con esos venenos suyos... Y menos mal —añadió el Uchiha—. A decir verdad nunca he tenido en gran estima las habilidades de los ninjas de la Hierba, pero últimamente me he topado con algunos bastante diestros.
»¿Y qué te cuentas, cómo andan las cosas en la siempre lluviosa Amegakure no Sato? Imagino que no tan interesantes como en mi casa.
Akame rió con cierta sorna, haciendo alusión a los violentos cambios de mandatario que habían tenido lugar en la Aldea Oculta del Remolino.
Akame esperó a que su contrincante en el futuro inmediato dejara su mochila fuera del tatami. Cuando Keisuke se quitó las sandalias, el propio uzujin se dio cuenta de que él todavía llevaba puestas sus botas. «Meh, qué descuido... Suerte que este tatami es, supuestamente, irrompible», pensó con cierta gracia. En semejante terreno de batalla no había peligro de dañar el suelo de la plataforma, que lucía brillante y pulido.
Mientras el de la Lluvia estiraba, los muchachos comenzaron una charla. Akame negó con la cabeza ante la pregunta de su contrincante.
—Nunca volví a ver a Juro-san después de aquel encargo. Parecía un tipo tímido y bastante inseguro, pero ¡demonios! Fue capaz de neutralizarnos a ambos con esos venenos suyos... Y menos mal —añadió el Uchiha—. A decir verdad nunca he tenido en gran estima las habilidades de los ninjas de la Hierba, pero últimamente me he topado con algunos bastante diestros.
»¿Y qué te cuentas, cómo andan las cosas en la siempre lluviosa Amegakure no Sato? Imagino que no tan interesantes como en mi casa.
Akame rió con cierta sorna, haciendo alusión a los violentos cambios de mandatario que habían tenido lugar en la Aldea Oculta del Remolino.