2/03/2018, 17:23
(Última modificación: 2/03/2018, 21:50 por Uchiha Akame.)
—Tranquilo, nadie va a morir —aseguró sin resquicio de duda el Uchiha—. Además, aquí tienen unos médicos excelentes. Podrán tratarnos cualquier herida en un santiamén si nos... Entusiasmamos demasiado.
Sin más preámbulos, Keisuke dio comienzo al encuentro. El amejin metió la mano en su portaobjetos ante la atenta mirada de Akame y le lanzó a este último un par de shuriken directos al pecho. «Ya veo, está midiendo mis reflejos...» El Sharingan de Akame le reveló sin mayores dificultades la trayectoria que iban a seguir ambas estrellas metálicas, por lo que fue suficiente el apartarse con rapidez para que pasaran volando junto a él hasta terminar rebotando contra la pared contraria de la sala. El amejin continuó su ofensiva sacando tres finas agujas de su inventario y lanzándolas de la misma forma que había hecho con los shuriken. Akame se movió hacia un lado para esquivar un par de ellas y luego desvió la restante empuñando un kunai que acababa de sacarse de la manga derecha.
Para entonces Keisuke ya corría hacia él, tratando de rodearle. «Es rápido... ¿Será lo suficiente como para evadir mi siguiente jutsu?» El Uchiha se colgó el kunai del dedo pulgar con la ayuda de su anilla metálica y juntó las manos en el sello del Tigre.
—¡Katon, Hibashiri!
Como respuesta a la orden verbal del uzujin, dos lenguas de fuego surgieron del suelo a sus pies y se dirigieron, veloces, a la caza de Keisuke —que seguía corriendo, intentando rodear a Akame—. Cuando las serpientes ígneas llegaron a la altura de su enemigo, una barrera de fuego se alzó súbitamente a su alrededor. La táctica de Akame pretendía aprovechar la propia velocidad de su contrincante para hacerle chocar contra las llamas y derribarlo.
Sin más preámbulos, Keisuke dio comienzo al encuentro. El amejin metió la mano en su portaobjetos ante la atenta mirada de Akame y le lanzó a este último un par de shuriken directos al pecho. «Ya veo, está midiendo mis reflejos...» El Sharingan de Akame le reveló sin mayores dificultades la trayectoria que iban a seguir ambas estrellas metálicas, por lo que fue suficiente el apartarse con rapidez para que pasaran volando junto a él hasta terminar rebotando contra la pared contraria de la sala. El amejin continuó su ofensiva sacando tres finas agujas de su inventario y lanzándolas de la misma forma que había hecho con los shuriken. Akame se movió hacia un lado para esquivar un par de ellas y luego desvió la restante empuñando un kunai que acababa de sacarse de la manga derecha.
Para entonces Keisuke ya corría hacia él, tratando de rodearle. «Es rápido... ¿Será lo suficiente como para evadir mi siguiente jutsu?» El Uchiha se colgó el kunai del dedo pulgar con la ayuda de su anilla metálica y juntó las manos en el sello del Tigre.
—¡Katon, Hibashiri!
Como respuesta a la orden verbal del uzujin, dos lenguas de fuego surgieron del suelo a sus pies y se dirigieron, veloces, a la caza de Keisuke —que seguía corriendo, intentando rodear a Akame—. Cuando las serpientes ígneas llegaron a la altura de su enemigo, una barrera de fuego se alzó súbitamente a su alrededor. La táctica de Akame pretendía aprovechar la propia velocidad de su contrincante para hacerle chocar contra las llamas y derribarlo.