2/03/2018, 22:05
De nuevo, las palabras del rastas parecieron sorprender al pelimorado. No pudo si no repetir una frase del mismo, tras lo cuál declaró que ahora lo comprendía mucho mejor. El Inuzuka sonrió cordialmente, puesto que parecía todo marchar bien, y eso era poco frecuente en sus conversaciones con otra persona. Sin mas, el chico afirmó que el Inuzuka tenía suerte de tener alguien que le acompañase en sus aventuras. Razón no le faltaba, aunque quisiera o no, daba a entender que él no corría la misma suerte. Sin embargo, el chico no quiso hacer hincapié en el asunto, después de todo a nadie le gusta que le pinchen en una herida, o le metan un dedo para hurgar en la misma.
—Si, la verdad es que ambos tenemos suerte de habernos conocido.
Por la lejanía, unos caballos y sus respectivos jinetes comenzaban a hacerse algo mas notorios. Viajaban por la senda que los chicos pisaban actualmente, armando un ligero bullicio que poco tardaría en hacerse mas intenso. Fue con ésta leve distracción que el shinobi de Ame aclaró que tenía intención de seguir con sus asuntos, puesto que mas nada podía hacer por el Inuzuka.
«!Jo! que pronto se esfuma...»
Kagetsuna. Al fin, reveló su nombre, anunciando el hecho como algo realmente difícil de acontecer, como que le había tocado la lotería. Al parecer, el Inuzuka le había caído bien, y eso no era muy frecuente. Ni que lo dijese, en cierta manera, quizás había sido la confrontación entre dos personas que no solían socializar demasiado. Así mismo, recalcó el hecho de que emprendería de nuevo el camino.
—De acuerdo, no te entretengo mas. Encantado de conocerte, Kagetsuna.
Y fue entonces que Etsu sintió un leve toque de su compañero de aventuras. El medio huskie le había dado un leve golpecito en la pierna con el hocico, reclamando un poco de su atención. El chico lo miró por un instante, y lo comprendió rápidamente. No le gustaba la idea, pero sabía que discutir con Akane era casi como discutir con una pared; al menos así era sobre ese asunto.
—Está bien, está bien... —aseguró mientras realizaba un único sello de manos.
Así, su hermano desapareció por un instante en una leve nube de humo, que dio lugar a una especie de clon de Etsu. Sin embargo, claramente no era una técnica de clonación, ni un mero henge, era algo que cualquiera con algo de conocimiento del jutsu podría saber. Era una versión asalvajada del chico, en la cuál se había transformado el animal.
—¡Wof! —aclaró el asalvajado.
Etsu no pudo evitar entrecerrar los ojos, mirando fijamente a su compañero —dice que también está encantado de conocerte...
Akane realizó una leve reverencia, acompañando la información de su hermano. Tras ello, ambos se cruzaron de brazos.
—En fin, nos vemos. Que te vaya bien.
Sin mas que añadir, los dos Inuzuka tomarían camino al pueblo que había de estar siguiendo la senda, quizás y con un poco de suerte encontraban algún dojo al que desafiar. Tan solo deseaba no tener que perder tanto tiempo de viaje...
—Si, la verdad es que ambos tenemos suerte de habernos conocido.
Por la lejanía, unos caballos y sus respectivos jinetes comenzaban a hacerse algo mas notorios. Viajaban por la senda que los chicos pisaban actualmente, armando un ligero bullicio que poco tardaría en hacerse mas intenso. Fue con ésta leve distracción que el shinobi de Ame aclaró que tenía intención de seguir con sus asuntos, puesto que mas nada podía hacer por el Inuzuka.
«!Jo! que pronto se esfuma...»
Kagetsuna. Al fin, reveló su nombre, anunciando el hecho como algo realmente difícil de acontecer, como que le había tocado la lotería. Al parecer, el Inuzuka le había caído bien, y eso no era muy frecuente. Ni que lo dijese, en cierta manera, quizás había sido la confrontación entre dos personas que no solían socializar demasiado. Así mismo, recalcó el hecho de que emprendería de nuevo el camino.
—De acuerdo, no te entretengo mas. Encantado de conocerte, Kagetsuna.
Y fue entonces que Etsu sintió un leve toque de su compañero de aventuras. El medio huskie le había dado un leve golpecito en la pierna con el hocico, reclamando un poco de su atención. El chico lo miró por un instante, y lo comprendió rápidamente. No le gustaba la idea, pero sabía que discutir con Akane era casi como discutir con una pared; al menos así era sobre ese asunto.
—Está bien, está bien... —aseguró mientras realizaba un único sello de manos.
Así, su hermano desapareció por un instante en una leve nube de humo, que dio lugar a una especie de clon de Etsu. Sin embargo, claramente no era una técnica de clonación, ni un mero henge, era algo que cualquiera con algo de conocimiento del jutsu podría saber. Era una versión asalvajada del chico, en la cuál se había transformado el animal.
—¡Wof! —aclaró el asalvajado.
Etsu no pudo evitar entrecerrar los ojos, mirando fijamente a su compañero —dice que también está encantado de conocerte...
Akane realizó una leve reverencia, acompañando la información de su hermano. Tras ello, ambos se cruzaron de brazos.
—En fin, nos vemos. Que te vaya bien.
Sin mas que añadir, los dos Inuzuka tomarían camino al pueblo que había de estar siguiendo la senda, quizás y con un poco de suerte encontraban algún dojo al que desafiar. Tan solo deseaba no tener que perder tanto tiempo de viaje...
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~