5/04/2018, 21:43
Al acercarse a la puerta, Juro oiría el sonido de un trozo de madera siendo afilado con un cuchillo. Lo reconoció porque eran shinobis y él además estaba familiarizado con todo tipo de armamento. El sonido se interrumpiría al golpear sus nudillos sobre la madera.
— ¡Buenos días! Somos los shinobi encargados de la misión.
— ¿Los shinobis? Joder, ya era hora.
Unos pasos se acercaron a la puerta y ésta se abrió de golpe, tan de golpe, que la cabeza disecada de panda cayó encima de Juro sin que este pudiese hacer nada por evitarlo caería de culo al suelo con la cabeza en sus manos.
— JAJAJA, parece que ya tenemos el primer ataque de oso del día, eh.
El hombre estaba hecho unos zorros, literalmente. Llevaba un sombrero de zorro y una bufanda de zorro, cada uno con su correspondiente cabeza, a pesar de que bajo el sombrero no había nada de cabello. Eso sí, el pecho al descubierto, enseñando múltiples cicatrices y una cantidad de pelo corporal envidiable. Vestía unos pantalones cortos verdes ajustados y unas sandalias de suela de madera. Tanto sus piernas como sus pies también estaban recubiertos de cicatrices.
Era un par de milímetros más alto que Juro, pero gracias a su frondosa barba se reconocía su edad con facilidad. En cada una de sus muñecas llevaba una ballesta pequeña sujeta y cargada. Tenía un portaobjetos el doble de grande que el de los genins y una pequeña lanza de madera recién afilada. Los virotes de las ballestas también parecían ser de madera sin rastro alguno de metal.
— ¿Qué, chavales? ¿Preparados para cazar un oso panda? Esos hijos de puta no tendrán piedad, avisados quedáis. Soy Jin Satsu, pero podéis llamarme Jin-sensei.
Soltó una carcajada mientras se atusaba la barba, sin el menor indicio de ir a ayudar a Juro a quitarse de encima la cabeza de panda muerto.
— ¡Buenos días! Somos los shinobi encargados de la misión.
— ¿Los shinobis? Joder, ya era hora.
Unos pasos se acercaron a la puerta y ésta se abrió de golpe, tan de golpe, que la cabeza disecada de panda cayó encima de Juro sin que este pudiese hacer nada por evitarlo caería de culo al suelo con la cabeza en sus manos.
— JAJAJA, parece que ya tenemos el primer ataque de oso del día, eh.
El hombre estaba hecho unos zorros, literalmente. Llevaba un sombrero de zorro y una bufanda de zorro, cada uno con su correspondiente cabeza, a pesar de que bajo el sombrero no había nada de cabello. Eso sí, el pecho al descubierto, enseñando múltiples cicatrices y una cantidad de pelo corporal envidiable. Vestía unos pantalones cortos verdes ajustados y unas sandalias de suela de madera. Tanto sus piernas como sus pies también estaban recubiertos de cicatrices.
Era un par de milímetros más alto que Juro, pero gracias a su frondosa barba se reconocía su edad con facilidad. En cada una de sus muñecas llevaba una ballesta pequeña sujeta y cargada. Tenía un portaobjetos el doble de grande que el de los genins y una pequeña lanza de madera recién afilada. Los virotes de las ballestas también parecían ser de madera sin rastro alguno de metal.
— ¿Qué, chavales? ¿Preparados para cazar un oso panda? Esos hijos de puta no tendrán piedad, avisados quedáis. Soy Jin Satsu, pero podéis llamarme Jin-sensei.
Soltó una carcajada mientras se atusaba la barba, sin el menor indicio de ir a ayudar a Juro a quitarse de encima la cabeza de panda muerto.