6/04/2018, 00:07
Estaban por despedirse, pues aparentemente ya no tenían nada más que compartir, aunque aquel encuentro no podía terminar de una manera normal, oh no señor. Sin saber exactamente porqué, el Inuzuka realizó una técnica para transformar a su perro en una imagen de sí mismo. El Isa estaba por levantar la ceja, pero prefirió no hacer comentarios la respecto y mejor siguió el juego del asunto.
—Claro, a ti también Akane— Ya ni sabía si reverenciar, darle la mano o algo. "Aunque creo que para eso no era necesario transformarse." ¿Quizás el animal lo hizo para ponerse a su altura? Quién sabe. —En fin, ta' luego—. Alzó la mano para despedirse y luego se giró sobre sus talones con rumbo al mentado pueblo.
Parecía que el resto del trayecto seguiría igual para ambos shinobis, cada quién agarró camino en direcciones opuestas, aunque tras un buen rato de haberse alejado de la orilla del río la situación se tornaría color de hormiga, literalmente.
No demasiado lejos de dónde se encontraban, empezarían a notar el claro olor a algo quemado, acompañado de humo blancuzco que poco a poco ascendía al cielo. Los bordes del horizonte mostraban lumbrera naranja, que si bien no había árboles en las cercanías, los matorrales y pastizales eran más que suficiente para que las llamas agarraran velocidad y se propagasen en una gran extensión. "Joder, a dónde me tuve que venir a meter." No estaba seguro de qué hacer, pues el camino a seguir hasta el pueblo se había convertido en una marejada de hierba alta en combustión. "Este es el momento perfecto para arrepentirme de no usar ninjutsu elemental."
El sonido de caballos y jinetes se hizo presente nuevamente, alertando hasta cierto punto al Isa. "Sospecho que esto no es natural..." Mientras pensaba, notó que parte del humo era de tonalidad más opaca, tirando al marrón. "Eso es rumbo al pueblo. Verga, no me queda de otra." No iba a arriesgarse a acercarse demasiado al incendio, lo mejor era regresar a la orilla del río y desde ahí seguir el camino corriente arriba para llegar hasta el lugar esperando que las cosas no fueran tan malas cómo aparentaban.
—Claro, a ti también Akane— Ya ni sabía si reverenciar, darle la mano o algo. "Aunque creo que para eso no era necesario transformarse." ¿Quizás el animal lo hizo para ponerse a su altura? Quién sabe. —En fin, ta' luego—. Alzó la mano para despedirse y luego se giró sobre sus talones con rumbo al mentado pueblo.
Parecía que el resto del trayecto seguiría igual para ambos shinobis, cada quién agarró camino en direcciones opuestas, aunque tras un buen rato de haberse alejado de la orilla del río la situación se tornaría color de hormiga, literalmente.
No demasiado lejos de dónde se encontraban, empezarían a notar el claro olor a algo quemado, acompañado de humo blancuzco que poco a poco ascendía al cielo. Los bordes del horizonte mostraban lumbrera naranja, que si bien no había árboles en las cercanías, los matorrales y pastizales eran más que suficiente para que las llamas agarraran velocidad y se propagasen en una gran extensión. "Joder, a dónde me tuve que venir a meter." No estaba seguro de qué hacer, pues el camino a seguir hasta el pueblo se había convertido en una marejada de hierba alta en combustión. "Este es el momento perfecto para arrepentirme de no usar ninjutsu elemental."
El sonido de caballos y jinetes se hizo presente nuevamente, alertando hasta cierto punto al Isa. "Sospecho que esto no es natural..." Mientras pensaba, notó que parte del humo era de tonalidad más opaca, tirando al marrón. "Eso es rumbo al pueblo. Verga, no me queda de otra." No iba a arriesgarse a acercarse demasiado al incendio, lo mejor era regresar a la orilla del río y desde ahí seguir el camino corriente arriba para llegar hasta el lugar esperando que las cosas no fueran tan malas cómo aparentaban.