6/04/2018, 00:34
Kenzou se dio la vuelta lentamente, moviendo primero una pierna y luego otra. Así, manteniendo la posición de seiza, ahora encaraba al muchacho. Aunque Juro nunca había hablado personalmente con él, sí que lo había visto en innumerables ocasiones caminando por la villa, o incluso entrando dentro de las clases de sparring en la academia para observar a sus alumnos. El líder de la villa le sonrió y le saludó con una ligera reverencia.
—Lo sé, muchacho, lo sé. ¿Para qué te haría llamar si no te conociese? Anda, siéntate, joven —le indicó, apuntando con la palma de la mano hacia arriba al tatami bajo los pies del marionetista—. Así podremos charlar amablemente.
Sólo cuando el muchacho hubiera tomado asiento en la misma posición, Kenzou asentaría y diría:
—Te preguntarás qué es lo que me ha hecho llamarte a medianoche, en este precioso Kazeyōbi —dijo—. Bueno, lo cierto es que tengo una tarea muy importante para ti. Pero antes...
»...¿qué te apetece si tienes una pequeña peleilla con este viejo saco de boxeo?
—Lo sé, muchacho, lo sé. ¿Para qué te haría llamar si no te conociese? Anda, siéntate, joven —le indicó, apuntando con la palma de la mano hacia arriba al tatami bajo los pies del marionetista—. Así podremos charlar amablemente.
Sólo cuando el muchacho hubiera tomado asiento en la misma posición, Kenzou asentaría y diría:
—Te preguntarás qué es lo que me ha hecho llamarte a medianoche, en este precioso Kazeyōbi —dijo—. Bueno, lo cierto es que tengo una tarea muy importante para ti. Pero antes...
»...¿qué te apetece si tienes una pequeña peleilla con este viejo saco de boxeo?