8/04/2018, 23:29
—Sí— Contestó con nuevos ánimos, inspirado por un leve subidón de adrenalina al pensar que algo más podría estar acechándolos.
Quién sabe cuanto tiempo había transcurrido exactamente, pero, ¿a quien le importaba? Sólo interesaban las siluetas de la ciudad, apenas distinguibles a la lejanía, pero que al menos ofrecían la posibilidad de que ambos shinobis tuvieran un lugar dónde respirar tranquilamente. "Un poco más y casi no la cuento, aunque creo que quizás me metí a algo más grueso." Tal y cómo lo esperaba, la tormenta se les había adelantado en el viaje y esta ya abrazaba aquella ciudad, dónde sus habitantes se habían refugiado de aquella polvareda.
El Senju quiso adelantar un poco el paso, motivado por la necesidad de refugio. Observó las calles desiertas, pues ni siquiera los locales se atrevían a salir con aquel terrible clima. —La madre, será un suplicio encontrar alguna posada u hostal abierto en estos momentos—. Las puertas estaban cerradas, mientras las ventanas incluso se encontraban reforzadas con tablones y maderos.
—Oeh, ¿será ese algún negocio?— Dijo el joven Isa señalando a un edificio con un letrero sobre la entrada, aunque este se encontraba igual de atrincherado que el resto de viviendas.
Quién sabe cuanto tiempo había transcurrido exactamente, pero, ¿a quien le importaba? Sólo interesaban las siluetas de la ciudad, apenas distinguibles a la lejanía, pero que al menos ofrecían la posibilidad de que ambos shinobis tuvieran un lugar dónde respirar tranquilamente. "Un poco más y casi no la cuento, aunque creo que quizás me metí a algo más grueso." Tal y cómo lo esperaba, la tormenta se les había adelantado en el viaje y esta ya abrazaba aquella ciudad, dónde sus habitantes se habían refugiado de aquella polvareda.
El Senju quiso adelantar un poco el paso, motivado por la necesidad de refugio. Observó las calles desiertas, pues ni siquiera los locales se atrevían a salir con aquel terrible clima. —La madre, será un suplicio encontrar alguna posada u hostal abierto en estos momentos—. Las puertas estaban cerradas, mientras las ventanas incluso se encontraban reforzadas con tablones y maderos.
—Oeh, ¿será ese algún negocio?— Dijo el joven Isa señalando a un edificio con un letrero sobre la entrada, aunque este se encontraba igual de atrincherado que el resto de viviendas.