9/04/2018, 18:54
(Última modificación: 9/04/2018, 18:55 por Uchiha Akame.)
«Por los cuernos de Susano'o, no puede ser...»
Antes de que Akame pudiera darse cuenta, Keisuke se había arrancado en un soliloquio tratando un tema que el Uchiha conocía muy bien y al que todos los amejin parecían verse atraídos como las moscas a la miel. El médico no tuvo reparos en darle una buena turra acerca de quién sabe qué conflicto con un superior y las leyes de las Aldeas ninja, etcétera, etcétera. Nada que el joven genin del Remolino no hubiera oído ya de boca de otros amejin.
«¿¡Pero qué demonios les pasa a esta gente!? ¿Si tan poco quieren ser ninjas para qué pelotas se alistaron, en primer lugar?»
Incapaz de sorprenderse a esas alturas pero sí de hastiarse ante la verborrea de todos y cada uno de los shinobi de Amegakure que había conocido, el Uchiha decidió simplemente atajar y dirigirse al grano de la cuestión.
—Claro, claro, lo que tú digas —replicó Akame—. ¿Con qué superior tienes bronca, a ver? Sin ánimo de ofender, Keisuke-san, todos los amejin repetís lo mismo sin cesar... Lo he oído tantas veces que ya sólo puedo pensar que vuestros mandos son unos cabrones y les tenéis fuerte manía.
El genin se colocó ambas manos tras la nuca, acomodándose. Al menos esperaba oír una historia interesante.
—¿Es por eso que se dice? ¿Que os obligan a correr bajo la lluvia... desnudos? —agregó mientras le ofrecía otro cigarrillo al amejin.
Antes de que Akame pudiera darse cuenta, Keisuke se había arrancado en un soliloquio tratando un tema que el Uchiha conocía muy bien y al que todos los amejin parecían verse atraídos como las moscas a la miel. El médico no tuvo reparos en darle una buena turra acerca de quién sabe qué conflicto con un superior y las leyes de las Aldeas ninja, etcétera, etcétera. Nada que el joven genin del Remolino no hubiera oído ya de boca de otros amejin.
«¿¡Pero qué demonios les pasa a esta gente!? ¿Si tan poco quieren ser ninjas para qué pelotas se alistaron, en primer lugar?»
Incapaz de sorprenderse a esas alturas pero sí de hastiarse ante la verborrea de todos y cada uno de los shinobi de Amegakure que había conocido, el Uchiha decidió simplemente atajar y dirigirse al grano de la cuestión.
—Claro, claro, lo que tú digas —replicó Akame—. ¿Con qué superior tienes bronca, a ver? Sin ánimo de ofender, Keisuke-san, todos los amejin repetís lo mismo sin cesar... Lo he oído tantas veces que ya sólo puedo pensar que vuestros mandos son unos cabrones y les tenéis fuerte manía.
El genin se colocó ambas manos tras la nuca, acomodándose. Al menos esperaba oír una historia interesante.
—¿Es por eso que se dice? ¿Que os obligan a correr bajo la lluvia... desnudos? —agregó mientras le ofrecía otro cigarrillo al amejin.