13/04/2018, 21:18
Akame asintió con gesto perezoso ante la primera contraargumentación del médico. «Buen punto, pero...»
—Todos debemos obediencia a algo, Keisuke-san —aseguró el Uchiha—. Incluso un Kage.
Las siguientes palabras del amejin arrancaron una carcajada al shinobi del Remolino. Claro, Akame sabía —o más bien, creía— que existían diferentes deidades que se encargaban de regir los destinos de todos a su antojo; tal y como era la creencia popular en Oonindo. Sin embargo, él dudaba que se gobernasen por cosas tan banales como lo que Keisuke había dado a entender por "karma".
—Moralidad y justicia son como putas baratas, Keisuke-san —replicó Akame—. Se venden al mejor postor. Al que tiene las de ganar. Si algo nos ha enseñado la Historia, es que tras cada sangriento conflicto la Justicia siempre prevalece... —entonces el Uchiha hizo una dramática pausa—. ¡Porque el vencedor es la única Justicia!
«Ah, joder, estaba esperando el momento adecuado para poder soltar esa frase», se dijo en su fuero interno Akame. La había leído en una novela fantástica, tiempo ha, y desde entonces había estado buscando encajarla en alguna conversación; fuera cual fuese el contexto. Aquel le pareció uno tan bueno como cualquier otro.
—Ah, eso es interesante. Quieres hacerte poderoso porque así crees que podrás hacer lo que te venga en gana... —terció Akame con una sonrisilla—. ¡Y luego dices que mi propósito es pobre! No te joroba —remató, con una carcajada—. Siento decepcionarte, Keisuke-san, pero no existe nadie en este mundo lo bastante poderoso como para no tener que rendir cuentas jamás.
»Yo, por mi parte, tengo muy claro por qué quiero ser más fuerte, y te aseguro que no tiene nada que ver conmigo. Quiero ser poderoso para proteger, siempre, a la Villa Oculta del Remolino.
—Todos debemos obediencia a algo, Keisuke-san —aseguró el Uchiha—. Incluso un Kage.
Las siguientes palabras del amejin arrancaron una carcajada al shinobi del Remolino. Claro, Akame sabía —o más bien, creía— que existían diferentes deidades que se encargaban de regir los destinos de todos a su antojo; tal y como era la creencia popular en Oonindo. Sin embargo, él dudaba que se gobernasen por cosas tan banales como lo que Keisuke había dado a entender por "karma".
—Moralidad y justicia son como putas baratas, Keisuke-san —replicó Akame—. Se venden al mejor postor. Al que tiene las de ganar. Si algo nos ha enseñado la Historia, es que tras cada sangriento conflicto la Justicia siempre prevalece... —entonces el Uchiha hizo una dramática pausa—. ¡Porque el vencedor es la única Justicia!
«Ah, joder, estaba esperando el momento adecuado para poder soltar esa frase», se dijo en su fuero interno Akame. La había leído en una novela fantástica, tiempo ha, y desde entonces había estado buscando encajarla en alguna conversación; fuera cual fuese el contexto. Aquel le pareció uno tan bueno como cualquier otro.
—Ah, eso es interesante. Quieres hacerte poderoso porque así crees que podrás hacer lo que te venga en gana... —terció Akame con una sonrisilla—. ¡Y luego dices que mi propósito es pobre! No te joroba —remató, con una carcajada—. Siento decepcionarte, Keisuke-san, pero no existe nadie en este mundo lo bastante poderoso como para no tener que rendir cuentas jamás.
»Yo, por mi parte, tengo muy claro por qué quiero ser más fuerte, y te aseguro que no tiene nada que ver conmigo. Quiero ser poderoso para proteger, siempre, a la Villa Oculta del Remolino.