15/04/2018, 01:31
Para cuando llegaron, Akane ya iba de vuelta, cargando con el hombre que había quedado aturdido. Mas que aturdido, desmayado, pero eso eran detalles menores a los que no debían prestar demasiada atención, al menos no hasta que todo estuviese medianamente bajo control. Akane siguió con su propósito, mientras que el otro par se adentraba un poco en el pueblo.
«Vamos, vamos...»
Pese a que Kagetsuna apresuró a implorar que abandonasen el pueblo a los allí presentes, los aldeanos aseguraron que no podían permitírselo. Con aplomo, dijeron que al otro lado de las llamas había aún gente, y al parecer luchaban contra las llamas no solo por salvar la aldea, si no para darles a esos que habían quedado atrapados una oportunidad de salir.
«Mierda... mi ninjutsu elemental aquí solo empeoraría las cosas... y por la fuerza dudo que podamos sacar a éstos, de seguro nos tachan de malhechores... por no hablar de que se resistirán con todas sus fuerzas... diablos...»
El otro genin por su parte sugirió que buscaran la manera mas ergonómica de cruzar la franja de fuego y cenizas. Obviamente, él también se dio cuenta de que el tiempo no estaba a favor de ellos, que debían actuar con presteza. Sin embargo, rodear las llamas no parecía ser totalmente... rápido. Por otro lado, el hombre que estaba allí dando la talla contra el fuego y guiando al resto, inquirió que debía ir con ellos. Eso podía ser de todo menos una buena idea.
—No —se apresuró a sentenciar Etsu —confíe en nosotros, vamos a salvar a los que están tras las llamas. Pero usted no puede exponerse mas, sería un lastre. Además, aquí está ayudando mucho mas a que si nos siguiese. Guíe a ésta gente para que abran una zanja en el muro de llamas, y así nos abrirán una salida para cuando pillemos a la gente que está atrapada.
»¡Vamos! —inquirió a Kagetsuna.
Con las mismas, Etsu hincó las manos en el suelo —no literalmente— y se erizó cual bestia. Sus pelos se libraron de la cola que los mantenían presos, las uñas le crecieron como si fueran garras, y los colmillos igualaron su estética a los de Akane. Si antes ya costaba diferenciarlos, ahora era casi imposible. Eran dos malditas gotas de agua, ni mas ni menos.
—¡Vamos a darlo todo!
Y sin mas, comenzó a correr rodeando las llamas. Buscaba a toda prisa alguna brecha en éstas, incluso ostentaba la posibilidad de tener que escalar algún edificio para saltar el muro de fuego. Sin duda, lo primordial era cruzar las llamas, ya luego buscarían alguna forma de salir...
«Vamos, vamos...»
Pese a que Kagetsuna apresuró a implorar que abandonasen el pueblo a los allí presentes, los aldeanos aseguraron que no podían permitírselo. Con aplomo, dijeron que al otro lado de las llamas había aún gente, y al parecer luchaban contra las llamas no solo por salvar la aldea, si no para darles a esos que habían quedado atrapados una oportunidad de salir.
«Mierda... mi ninjutsu elemental aquí solo empeoraría las cosas... y por la fuerza dudo que podamos sacar a éstos, de seguro nos tachan de malhechores... por no hablar de que se resistirán con todas sus fuerzas... diablos...»
El otro genin por su parte sugirió que buscaran la manera mas ergonómica de cruzar la franja de fuego y cenizas. Obviamente, él también se dio cuenta de que el tiempo no estaba a favor de ellos, que debían actuar con presteza. Sin embargo, rodear las llamas no parecía ser totalmente... rápido. Por otro lado, el hombre que estaba allí dando la talla contra el fuego y guiando al resto, inquirió que debía ir con ellos. Eso podía ser de todo menos una buena idea.
—No —se apresuró a sentenciar Etsu —confíe en nosotros, vamos a salvar a los que están tras las llamas. Pero usted no puede exponerse mas, sería un lastre. Además, aquí está ayudando mucho mas a que si nos siguiese. Guíe a ésta gente para que abran una zanja en el muro de llamas, y así nos abrirán una salida para cuando pillemos a la gente que está atrapada.
»¡Vamos! —inquirió a Kagetsuna.
Con las mismas, Etsu hincó las manos en el suelo —no literalmente— y se erizó cual bestia. Sus pelos se libraron de la cola que los mantenían presos, las uñas le crecieron como si fueran garras, y los colmillos igualaron su estética a los de Akane. Si antes ya costaba diferenciarlos, ahora era casi imposible. Eran dos malditas gotas de agua, ni mas ni menos.
—¡Vamos a darlo todo!
Y sin mas, comenzó a correr rodeando las llamas. Buscaba a toda prisa alguna brecha en éstas, incluso ostentaba la posibilidad de tener que escalar algún edificio para saltar el muro de fuego. Sin duda, lo primordial era cruzar las llamas, ya luego buscarían alguna forma de salir...
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~