15/04/2018, 19:22
Aparecieron más sombras en el horizonte, aunque esta vez eran mucho más numerosas y altas que las otras. Tenía que ser la ciudad de Inaka y una ciudad que subsiste de alguna manera en medio del desierto tenía que tener alguna forma de acoger a los forasteros en las tormentas de arena.
— En algún sitio tendrán que acogernos, aunque nos cobren un ojo de la cara.
Fue lo único que dije antes de buscar algún sitio que pareciera mínimamente acogedor, es decir, que pareciera que sus dueños fueran a abrirnos la puerta. Me acerqué a la primera casa con letrero de comercio que vi y golpeé varias veces la puerta, mientras Stuffy rascaba la misma.
— ¡Perdonen! ¡¿Nos dejan pasar la tormenta dentro?! Somos shinobis y no teníamos ni idea de que se iba a levantar este huracan.
Y si no, pues habría que pasar a la siguiente.
— En algún sitio tendrán que acogernos, aunque nos cobren un ojo de la cara.
Fue lo único que dije antes de buscar algún sitio que pareciera mínimamente acogedor, es decir, que pareciera que sus dueños fueran a abrirnos la puerta. Me acerqué a la primera casa con letrero de comercio que vi y golpeé varias veces la puerta, mientras Stuffy rascaba la misma.
— ¡Perdonen! ¡¿Nos dejan pasar la tormenta dentro?! Somos shinobis y no teníamos ni idea de que se iba a levantar este huracan.
Y si no, pues habría que pasar a la siguiente.
—Nabi—