17/04/2018, 00:12
Juro asintió ante sus palabras. Eso tenía más sentido. Sabía dónde se encontraba, pero no se había visto con fuerzas para cazarla él mismo, y por eso había solicitado la misión.
También les dijo que caminarían un buen rato, pero eso le importó menos. Llevaban todo el día caminando después de todo.
— De todos los osos que he visto volverse locos, ella ha sido la única que ha sobrevivido hasta ahora. ¿Vais pillando por donde van los tiros? Vi con mis propios ojos como mataba a una de sus crías porque ésta se acercó al bambú de uno de mis muebles. Desde entonces está enajenada del todo. Tened mucho cuidado. — Mientras caminaban, el cazador le contó una historia, para nada agradable.
Juro sintió un escalofrió. La sola imagen le conmocionó.
Después, el hombre les pasó la pelota, preguntándoles por su juventud y sus motivos por estar ahí. La verdad es que Juro no pudo culparle. Ante él, su veteranía y su experiencia, ellos dos solo eran dos críos que se habían metido ahí en mitad de una historia de venganza, osos, y muebles baratos.
Daigo fue el primero en contestar, como otras veces. Era efusivo, y parecía algo encabezonado. Pero su pasión le conmovía, de alguna forma. Igualmente, Juro trataba de no ser impulsivo.
— Lo cierto es que no tenemos tanta experiencia como tú, si. Admito que vernos así no genera mucha confianza — admitió Juro ,sin querer decir que era su primera misión fuera de la aldea. Una cosa era ser sinceros y otra que cundiese el pánico —. Pero en la academia nos han preparado bien desde niños: podemos pelear perfectamente. Nos metimos en esto por propia voluntad, después de todo. Como dice mi compañero, te ayudaremos en todo lo que podamos.
También les dijo que caminarían un buen rato, pero eso le importó menos. Llevaban todo el día caminando después de todo.
— De todos los osos que he visto volverse locos, ella ha sido la única que ha sobrevivido hasta ahora. ¿Vais pillando por donde van los tiros? Vi con mis propios ojos como mataba a una de sus crías porque ésta se acercó al bambú de uno de mis muebles. Desde entonces está enajenada del todo. Tened mucho cuidado. — Mientras caminaban, el cazador le contó una historia, para nada agradable.
Juro sintió un escalofrió. La sola imagen le conmocionó.
Después, el hombre les pasó la pelota, preguntándoles por su juventud y sus motivos por estar ahí. La verdad es que Juro no pudo culparle. Ante él, su veteranía y su experiencia, ellos dos solo eran dos críos que se habían metido ahí en mitad de una historia de venganza, osos, y muebles baratos.
Daigo fue el primero en contestar, como otras veces. Era efusivo, y parecía algo encabezonado. Pero su pasión le conmovía, de alguna forma. Igualmente, Juro trataba de no ser impulsivo.
— Lo cierto es que no tenemos tanta experiencia como tú, si. Admito que vernos así no genera mucha confianza — admitió Juro ,sin querer decir que era su primera misión fuera de la aldea. Una cosa era ser sinceros y otra que cundiese el pánico —. Pero en la academia nos han preparado bien desde niños: podemos pelear perfectamente. Nos metimos en esto por propia voluntad, después de todo. Como dice mi compañero, te ayudaremos en todo lo que podamos.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60