17/04/2018, 18:12
El gentío que se acumulaba en la puerta de Los Herreros era mayúsculo, iban y venían cientos de personas en un espacio reducido. Pero esa era básicamente la descripción de lo que ese pueblo de artesanos del acero representaba en Onindo, un estrecho paso para llegar a la más grande de las villas, Uzushiogakure.
Ajenos a todo eso, no muy lejos de allí, se encontraban dos shinobis. Dos shinobis idénticos que parecían a punto de medir sus fuerzas. Estaban sentados en el suelo con un brazo apoyado en una superficie horizontal que en su momento fue un tronco de un arbol y el otro a la espalda.
— No sabes lo que haces, eh, avisado quedas.
Dijo uno, y el otro... ¿le ladró? La escena era cuanto menos pintoresca. Tras aquel intercambio de palabras se pusieron manos a la obra haciendo fuerza con un solo brazo intentando tumbar el del otro. Estuvieron unos segundos empatados, la victoria parecía estar al alcance de cualquiera, pero de repente, el ladrador tumbó el brazo de su rival en un arrebato de poder.
Tras una pequeña humareda, el ganador se convirtió en un perro, que empezó a corretear celebrando su victoria. Mientras, el humano se tiro al suelo con el espiritu totalmente destrozado.
— Destronado por un chucho tuerto.
Ajenos a todo eso, no muy lejos de allí, se encontraban dos shinobis. Dos shinobis idénticos que parecían a punto de medir sus fuerzas. Estaban sentados en el suelo con un brazo apoyado en una superficie horizontal que en su momento fue un tronco de un arbol y el otro a la espalda.
— No sabes lo que haces, eh, avisado quedas.
Dijo uno, y el otro... ¿le ladró? La escena era cuanto menos pintoresca. Tras aquel intercambio de palabras se pusieron manos a la obra haciendo fuerza con un solo brazo intentando tumbar el del otro. Estuvieron unos segundos empatados, la victoria parecía estar al alcance de cualquiera, pero de repente, el ladrador tumbó el brazo de su rival en un arrebato de poder.
Tras una pequeña humareda, el ganador se convirtió en un perro, que empezó a corretear celebrando su victoria. Mientras, el humano se tiro al suelo con el espiritu totalmente destrozado.
— Destronado por un chucho tuerto.
—Nabi—