19/04/2018, 09:54
Juro bebió a pequeños sorbos la taza de té que el Morikage le había ofrecido. Se encontraba sentado en su despacho, y podía decir, al menos, que aquello era más cómodo que estar tumbado en el suelo con una espada en el cuello.
El Morikage dejó la taza sobre la mesa, y volvió a mirar al genin. Esta vez, su sonrisa había vuelto.
—Debo de pedirte disculpas, Juro-kun. Creo que me excedí en el... ímpetu con el que te comuniqué la decisión de que fueras jinchuuriki. Quiero que sepas que para mi seguirás siendo un ninja de kusagakure más. Es decir, parte de nuestra gran familia. Y un miembro muy importante, cabe decir.
— No pasa nada — murmuró Juro. Mientras estaba sentado ahí, bebiendo, pudo al menos tranquilizarse —. La noticia me pilló de golpe y no supe encajarla bien. Gracias por su comprensión, Morikage-sama.
El hombre dio otro sorbo al té. Juro se sintió con la necesidad de hacerlo también. No supo si eso era a lo que llamaban una pausa dramática, o simplemente el hombre tenía sed.
—Son tiempos difíciles, joven Juro. Uzushiogakure tiene ahora dos jinchuuriki, obra de un traidor o no, no se puede negar que ahí están. Junto con Amegakure, nos dejan en una posición complicada.No creo que a nadie se le ocurra volver a utilizar a un bijuu como un arma... Habría que ser un loco demente, pero un loco demente casi toma el mando en Uzushiogakure y nos manda a todos a la mierda.
Juro se encogió al escuchar aquello. Claro que sabía algo de lo que había ocurrido en Uzushiogakure — lo que sabía cualquier ninja que no hubiera estado involucrado en el conflicto, al menos. Había un jinchuuriki en Amegakure, y dos en Uzushiogakure.
« Estamos en desventaja entonces » — Un pensamiento que le pareció lógico, y a la vez, aterrador. Él iba a ser el jinchuuriki de la villa. Y de esa forma, se consideraba como un arma a utilizar.
¿Qué iba a ser él? ¿Un peso que inclinase la balanza de las tensiones entre las villas?
»Hace unos meses, detectamos un... curioso incidente en el País del Rayo. Afortunadamente, fuimos los primeros en tener a algún shinobi cerca para darse cuenta. Enviamos refuerzos y conseguimos capturar a uno de esos engendros antes de que llegase al País del Bosque. No quiero ni imaginarme el destrozo que hubiera podido causar. Y dados los recientes... acontecimientos, creo que será mejor que tengamos nuestro propio jinchuuriki. Sólo... por si acaso.
« Ahí lo tienes » — Eso solo le dejó con más preguntas. ¿De dónde salían en realidad los bijuu? ¿Por qué su sello se estaba rompiendo? ¿Qué podría pasar en adelante?
Habían capturado el bijuu antes de que llegase al país. Pero igualmente, lo habían introducido dentro de la villa. Juro esperó que nada saliese mal, porque entonces...
— Entonces, el convertirme en jinchuuriki dará seguridad a la villa. — Y peligro, claro. Era todo tan paradójico —. Será un peso en la balanza en caso de que... algo ocurra.
Iba a convertirse en el "arma secreta" de Kusagakure. Quiso negarse. Por supuesto que quiso negarse. Pero se vio incapaz de abrir la boca para hacerlo. Pensó en lo que le había dicho el Morikage, y se dio cuenta de que tenía razón. Era cruel, muy cruel. Pero tenía razón. Si ahora mismo, algo... sucediese. ¿Por qué no decirlo? Si una guerra sucediese, Kusagakure sería la primera en ser destruida.
Habían derrocado a un bijuu. Pero eso no era suficiente. No quiso preguntar cuántos habían caído intentado calmar a la bestia que le iban a introducir.
Juro tragó saliva. No podía simplemente darle la espalda a la villa en la que se había criado. Pensó en los amigos que había conocido, en su familia, que ahí residía. En su villa estaba su vida.
El Morikage dejó la taza sobre la mesa, y volvió a mirar al genin. Esta vez, su sonrisa había vuelto.
—Debo de pedirte disculpas, Juro-kun. Creo que me excedí en el... ímpetu con el que te comuniqué la decisión de que fueras jinchuuriki. Quiero que sepas que para mi seguirás siendo un ninja de kusagakure más. Es decir, parte de nuestra gran familia. Y un miembro muy importante, cabe decir.
— No pasa nada — murmuró Juro. Mientras estaba sentado ahí, bebiendo, pudo al menos tranquilizarse —. La noticia me pilló de golpe y no supe encajarla bien. Gracias por su comprensión, Morikage-sama.
El hombre dio otro sorbo al té. Juro se sintió con la necesidad de hacerlo también. No supo si eso era a lo que llamaban una pausa dramática, o simplemente el hombre tenía sed.
—Son tiempos difíciles, joven Juro. Uzushiogakure tiene ahora dos jinchuuriki, obra de un traidor o no, no se puede negar que ahí están. Junto con Amegakure, nos dejan en una posición complicada.No creo que a nadie se le ocurra volver a utilizar a un bijuu como un arma... Habría que ser un loco demente, pero un loco demente casi toma el mando en Uzushiogakure y nos manda a todos a la mierda.
Juro se encogió al escuchar aquello. Claro que sabía algo de lo que había ocurrido en Uzushiogakure — lo que sabía cualquier ninja que no hubiera estado involucrado en el conflicto, al menos. Había un jinchuuriki en Amegakure, y dos en Uzushiogakure.
« Estamos en desventaja entonces » — Un pensamiento que le pareció lógico, y a la vez, aterrador. Él iba a ser el jinchuuriki de la villa. Y de esa forma, se consideraba como un arma a utilizar.
¿Qué iba a ser él? ¿Un peso que inclinase la balanza de las tensiones entre las villas?
»Hace unos meses, detectamos un... curioso incidente en el País del Rayo. Afortunadamente, fuimos los primeros en tener a algún shinobi cerca para darse cuenta. Enviamos refuerzos y conseguimos capturar a uno de esos engendros antes de que llegase al País del Bosque. No quiero ni imaginarme el destrozo que hubiera podido causar. Y dados los recientes... acontecimientos, creo que será mejor que tengamos nuestro propio jinchuuriki. Sólo... por si acaso.
« Ahí lo tienes » — Eso solo le dejó con más preguntas. ¿De dónde salían en realidad los bijuu? ¿Por qué su sello se estaba rompiendo? ¿Qué podría pasar en adelante?
Habían capturado el bijuu antes de que llegase al país. Pero igualmente, lo habían introducido dentro de la villa. Juro esperó que nada saliese mal, porque entonces...
— Entonces, el convertirme en jinchuuriki dará seguridad a la villa. — Y peligro, claro. Era todo tan paradójico —. Será un peso en la balanza en caso de que... algo ocurra.
Iba a convertirse en el "arma secreta" de Kusagakure. Quiso negarse. Por supuesto que quiso negarse. Pero se vio incapaz de abrir la boca para hacerlo. Pensó en lo que le había dicho el Morikage, y se dio cuenta de que tenía razón. Era cruel, muy cruel. Pero tenía razón. Si ahora mismo, algo... sucediese. ¿Por qué no decirlo? Si una guerra sucediese, Kusagakure sería la primera en ser destruida.
Habían derrocado a un bijuu. Pero eso no era suficiente. No quiso preguntar cuántos habían caído intentado calmar a la bestia que le iban a introducir.
Juro tragó saliva. No podía simplemente darle la espalda a la villa en la que se había criado. Pensó en los amigos que había conocido, en su familia, que ahí residía. En su villa estaba su vida.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60