19/04/2018, 10:20
Nande y él comenzaron a caminar. A Juro no le pasó desapercibido el hecho de que el pobre estuviera sufriendo por seguirle. Juro redujo el ritmo un poco, sin dejarse llevar.
—Oh vaya, ¿también es un admirador de las armas antigüas?— dijo el chico, casi emocionado.
—¡Si! — afirmó Juro —. Las armas de ahora están bien, pero las antiguas, no sé... ¡Son geniales! Antes tenían una forma diferente de hacerlas. Y como fabricante de armas que soy, me gustaría volver a ese modo.
Juro tuvo que frenarse en seco, antes de que un hombre enorme — le sacaba tres o cuatro cabezas — le arrollase. Pasaba sin ningún cuidado, apartando a la gente de lado a lado. Miró atrás, para comprobar si Nande estaba bien.
—La verdad es que el viaje fue más fácil de lo esperado, como es la primera vez que salía solo de la aldea esperaba tener algún que otro problema en el camino... pero debo de reconocer que todo ha ido bastante bien. Además he tenido la suerte de conocer algunas personas interesantes y alguna que otra bastante peculiar, incluso excéntrica podría decirse.
— Ya veo. La verdad es que hasta hace un año, mi hermana no me habría dejado irme solo a ver mundo. Eres muy valiente — reconoció Juro —. Pero viajar es genial. La gente más curiosa que he conocido han sido ninjas de otras villas, la verdad. ¿Tú estuviese en el torneo de los dojos?
Juro pensó en que era demasiado pequeño. Pero había sido un genin, después de todo. Desde luego, Juro no lo había visto, porque le habría recordado.
El camino ya empezaba a empinarse. Ambos — bueno, quizá Nande si se ponía de puntillas — podrían ver que a lo lejos, se alzaba un enorme edificio, que debía de ser el museo. En él, había una gran cola, y dos figuras parecían estar controlando la entrada de la gente. Juro recordó a los guardias que vio la última vez, y se preguntó si serían los mismos. La otra vez había habido más gente — había sido un día de celebración en el museo — y aun así, habían entrado rápido, así que esperó no tener que esperar mucho.
—Oh vaya, ¿también es un admirador de las armas antigüas?— dijo el chico, casi emocionado.
—¡Si! — afirmó Juro —. Las armas de ahora están bien, pero las antiguas, no sé... ¡Son geniales! Antes tenían una forma diferente de hacerlas. Y como fabricante de armas que soy, me gustaría volver a ese modo.
Juro tuvo que frenarse en seco, antes de que un hombre enorme — le sacaba tres o cuatro cabezas — le arrollase. Pasaba sin ningún cuidado, apartando a la gente de lado a lado. Miró atrás, para comprobar si Nande estaba bien.
—La verdad es que el viaje fue más fácil de lo esperado, como es la primera vez que salía solo de la aldea esperaba tener algún que otro problema en el camino... pero debo de reconocer que todo ha ido bastante bien. Además he tenido la suerte de conocer algunas personas interesantes y alguna que otra bastante peculiar, incluso excéntrica podría decirse.
— Ya veo. La verdad es que hasta hace un año, mi hermana no me habría dejado irme solo a ver mundo. Eres muy valiente — reconoció Juro —. Pero viajar es genial. La gente más curiosa que he conocido han sido ninjas de otras villas, la verdad. ¿Tú estuviese en el torneo de los dojos?
Juro pensó en que era demasiado pequeño. Pero había sido un genin, después de todo. Desde luego, Juro no lo había visto, porque le habría recordado.
El camino ya empezaba a empinarse. Ambos — bueno, quizá Nande si se ponía de puntillas — podrían ver que a lo lejos, se alzaba un enorme edificio, que debía de ser el museo. En él, había una gran cola, y dos figuras parecían estar controlando la entrada de la gente. Juro recordó a los guardias que vio la última vez, y se preguntó si serían los mismos. La otra vez había habido más gente — había sido un día de celebración en el museo — y aun así, habían entrado rápido, así que esperó no tener que esperar mucho.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60