25/04/2018, 00:09
El Morikage rió ante su comentario. Fue una pequeña carcajada, casi desapercibida. Pero Juro supuso que es lo máximo que podría sacarle en una noche como aquella
—Es curioso, ¿verdad? Justo en la noche en la que vamos a encerrarlo. Espero, por nuestro bien, que ningún extra quiera hacer acto de presencia, ¿eh, joven Juro?
— Eso espero... — murmuró Juro. Pensó que el sentido del humor del hombre era demasiado negro para su gusto.
Los tres se acercaron a las puertas de la aldea, donde dos AMBU esperaban. Se hicieron a un lado tras saludar al hombre que iba a la cabeza. Juro se sintió un poco más seguro de ver aquella protección. Pero sabía que lo que fuera a pasar pasaría, estando ellos o no.
Caminaron y caminaron por el bosque, bajo la luna llena. Esta a veces les iluminaba, y a veces, les mostraba las sombras más oscuras del camino. En más de una ocasión, Juro sintió como algo se removía entre los arbustos, esperando a que se despistase, para alcanzarle con sus garras y sus colmillos.
« Tranquilizate. Estas con el hombre más fuerte de la villa y un jounin. No corres peligro » — Aun así, el miedo era algo primitivo e irracional, que el chico no podía calmar, hiciese lo que hiciese.
No solo tenía miedo de lo que acechaba entre las sombras. Tenía miedo del camino al que avanzaban, sin pausa.
Pronto, llegaron a una escalinata de piedra muy sospechosa. Esta les condujo a unas extrañas ruinas, que suscitaron más preguntas en Juro. ¿Por qué había semejantes ruinas en mitad del bosque? ¿Quién las construyó? ¿Qué fue antaño? Frente a él, había un sello hecho de fórmulas oscuros. Un pictograma "hombre", y una enorme vasija con otro pictograma, denominado "siete". Aunque Juro no pudo descifrar aquellas formas, pudo entender bien lo que había en aquella vasija.
El resultado era un conjunto macabro: en las ruinas de lo que antes fue posiblemente un gran edificio, con la luna como fondo, tenía al demonio delante de él.
« Y pronto, ese jarrón seré yo » — El miedo seguía en aumento. ¿Cómo podría mantenerse tranquilo ante aquella situación?
Algo le sacó de sus pensamientos. Una mano de Yubiwa, quién se dirigía a él.
—¿Estás preparado, Juro-kun? No tienes por qué hacerlo si no quieres. Podría ser doloroso
El hombre fue amable. En aquel momento — como el tiempo antes de someterse a una importante operación o el recibir una fuerte noticia — el chico agradecía unas palabras que sonasen bien para él. Aunque fueran mentira. Y Juro estuvo más que seguro de que eso era una mentira.
El Morikage se lo había dejado claro. Él no tenía elección en realidad. ¿De verdad había vuelta atrás en aquel asunto? Desde que había salido de la aldea, había tenido claro que cada paso que daba era un paso en dirección al monstruo. No podía simplemente contrariar las ordenes del hombre.
Juro esbozó una sonrisa. Era temblorosa, como él.
— La verdad es que no sé si estoy preparado. No creo que pueda prepararme para algo así — dijo, y sintió ganas de reírse, de puro miedo —. Pero lo voy a hacer. Cumpliré con mi deber, por el bien de la villa y de todos.
Aun así, el dolor que podía procesar era tal que no pudo evitar preguntarlo.
— ¿Cree que dolerá mucho? — dijo, en el mismo tono. Después, un escalofrió le recorrió la nuca.
—Es curioso, ¿verdad? Justo en la noche en la que vamos a encerrarlo. Espero, por nuestro bien, que ningún extra quiera hacer acto de presencia, ¿eh, joven Juro?
— Eso espero... — murmuró Juro. Pensó que el sentido del humor del hombre era demasiado negro para su gusto.
Los tres se acercaron a las puertas de la aldea, donde dos AMBU esperaban. Se hicieron a un lado tras saludar al hombre que iba a la cabeza. Juro se sintió un poco más seguro de ver aquella protección. Pero sabía que lo que fuera a pasar pasaría, estando ellos o no.
Caminaron y caminaron por el bosque, bajo la luna llena. Esta a veces les iluminaba, y a veces, les mostraba las sombras más oscuras del camino. En más de una ocasión, Juro sintió como algo se removía entre los arbustos, esperando a que se despistase, para alcanzarle con sus garras y sus colmillos.
« Tranquilizate. Estas con el hombre más fuerte de la villa y un jounin. No corres peligro » — Aun así, el miedo era algo primitivo e irracional, que el chico no podía calmar, hiciese lo que hiciese.
No solo tenía miedo de lo que acechaba entre las sombras. Tenía miedo del camino al que avanzaban, sin pausa.
Pronto, llegaron a una escalinata de piedra muy sospechosa. Esta les condujo a unas extrañas ruinas, que suscitaron más preguntas en Juro. ¿Por qué había semejantes ruinas en mitad del bosque? ¿Quién las construyó? ¿Qué fue antaño? Frente a él, había un sello hecho de fórmulas oscuros. Un pictograma "hombre", y una enorme vasija con otro pictograma, denominado "siete". Aunque Juro no pudo descifrar aquellas formas, pudo entender bien lo que había en aquella vasija.
El resultado era un conjunto macabro: en las ruinas de lo que antes fue posiblemente un gran edificio, con la luna como fondo, tenía al demonio delante de él.
« Y pronto, ese jarrón seré yo » — El miedo seguía en aumento. ¿Cómo podría mantenerse tranquilo ante aquella situación?
Algo le sacó de sus pensamientos. Una mano de Yubiwa, quién se dirigía a él.
—¿Estás preparado, Juro-kun? No tienes por qué hacerlo si no quieres. Podría ser doloroso
El hombre fue amable. En aquel momento — como el tiempo antes de someterse a una importante operación o el recibir una fuerte noticia — el chico agradecía unas palabras que sonasen bien para él. Aunque fueran mentira. Y Juro estuvo más que seguro de que eso era una mentira.
El Morikage se lo había dejado claro. Él no tenía elección en realidad. ¿De verdad había vuelta atrás en aquel asunto? Desde que había salido de la aldea, había tenido claro que cada paso que daba era un paso en dirección al monstruo. No podía simplemente contrariar las ordenes del hombre.
Juro esbozó una sonrisa. Era temblorosa, como él.
— La verdad es que no sé si estoy preparado. No creo que pueda prepararme para algo así — dijo, y sintió ganas de reírse, de puro miedo —. Pero lo voy a hacer. Cumpliré con mi deber, por el bien de la villa y de todos.
Aun así, el dolor que podía procesar era tal que no pudo evitar preguntarlo.
— ¿Cree que dolerá mucho? — dijo, en el mismo tono. Después, un escalofrió le recorrió la nuca.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60