27/04/2018, 04:52
—Tenéis tan buena fama como kusajines mala.
Y ahí estaban de nuevo esas palabras... ¿Dónde las había escuchado? —No todos los shinobis de Kusagakue son malos, ni todos los de Amegakure somos tan buenos... No sé... No me gusta etiquetarlos.
Ese era mi punto de vista y bueno, seguramente era contrario a la perspectiva de los demás, porque estaba seguro de que más de uno concordaba con las palabras de Datsue, sí así era la vida...
El pelinegro aprovechó aquellos segundos para relajarse un poco, entonces imité su acto; sí el baja un poco la guardia, ¿por qué yo no? Relajé mis músculos y entonces escuché su duda, miré la lanza en el piso y luego posé mis orbes sobre la cadena, él tenía razón, entonces... ¿yo había ganado la primera ronda? Eso había sido... Inesperado.
—Hagamos una cosa, pongamos un par de reglas para decidir el fin de una ronda. Una que el adversario se rinda. Dos: que acepte su derrota.
"... Es lo mismo" ¿Lo habría hecho a propósito o era un poco tonto? La duda quedaría en el aire ya que no me atrevería a indagar en ello.
— Y tres que alguien reciba un golpe que en condiciones normales sería letal. Por ejemplo, una buena estocada al torso, o un buen golpe con una katana al cuello, significaría quedarte en la mierda o sin cabeza. Con estas armas… a lo poco un moratón, pero no tendría sentido continuar.
—Vaya... Y yo que pensaba que tenía la victoria de la primera ronda asegurada.— Admití con un tono de decepción.
»¿Estás de acuerdo?
Respiré profundo y luego suspiré. —Agregaría que sí uno de los combatientes saca al otro del área pierde también.— Entonces cuando el aire terminó de salir de mi cuerpo, mis músculos se volvieron a tensar, el descanso había terminado. —Continuemos.
No perdí el tiempo e hice girar la cadena y la lancé sin tardar, esta vez el objetivo no era Datsue, no claro que no, sino la lanza entre nosotros, sí estaba desarmado era mejor para mi. Una vez el metal se enredó en la vara la halé hacia mi y la dejé en mis pies, no estaba seguro de lograr manejar dos armas a la vez...
Y ahí estaban de nuevo esas palabras... ¿Dónde las había escuchado? —No todos los shinobis de Kusagakue son malos, ni todos los de Amegakure somos tan buenos... No sé... No me gusta etiquetarlos.
Ese era mi punto de vista y bueno, seguramente era contrario a la perspectiva de los demás, porque estaba seguro de que más de uno concordaba con las palabras de Datsue, sí así era la vida...
El pelinegro aprovechó aquellos segundos para relajarse un poco, entonces imité su acto; sí el baja un poco la guardia, ¿por qué yo no? Relajé mis músculos y entonces escuché su duda, miré la lanza en el piso y luego posé mis orbes sobre la cadena, él tenía razón, entonces... ¿yo había ganado la primera ronda? Eso había sido... Inesperado.
—Hagamos una cosa, pongamos un par de reglas para decidir el fin de una ronda. Una que el adversario se rinda. Dos: que acepte su derrota.
"... Es lo mismo" ¿Lo habría hecho a propósito o era un poco tonto? La duda quedaría en el aire ya que no me atrevería a indagar en ello.
— Y tres que alguien reciba un golpe que en condiciones normales sería letal. Por ejemplo, una buena estocada al torso, o un buen golpe con una katana al cuello, significaría quedarte en la mierda o sin cabeza. Con estas armas… a lo poco un moratón, pero no tendría sentido continuar.
—Vaya... Y yo que pensaba que tenía la victoria de la primera ronda asegurada.— Admití con un tono de decepción.
»¿Estás de acuerdo?
Respiré profundo y luego suspiré. —Agregaría que sí uno de los combatientes saca al otro del área pierde también.— Entonces cuando el aire terminó de salir de mi cuerpo, mis músculos se volvieron a tensar, el descanso había terminado. —Continuemos.
No perdí el tiempo e hice girar la cadena y la lancé sin tardar, esta vez el objetivo no era Datsue, no claro que no, sino la lanza entre nosotros, sí estaba desarmado era mejor para mi. Una vez el metal se enredó en la vara la halé hacia mi y la dejé en mis pies, no estaba seguro de lograr manejar dos armas a la vez...