27/04/2018, 12:03
Una voz resonó dentro de la mente de Juro. No sabría definir muy bien de dónde venía, pero lo hacía de todas partes y a la vez de ninguna. Rebotaba en todas las paredes y muebles del despacho, y a la vez no lo hacía.
«¡Jeje! ¡No sabes la suerte que tienes de tenerme ahí dentro, chiquillo!»
«Acabas de convertirte en el huésped del gran y afortunado Siete Colas.»
«Aunque el afortunado eres tú... Si estuvieras fuera... Podía despedazarte. ¡Qué divertido sería!»