30/04/2018, 10:52
La bandeja de te que sujetaba Moyashi Kenzou vibró, y las tazas estuvieron a punto de derramarse cuando el hombre se detuvo, a las puertas de su despacho, de un sobresalto.
—Vaya, Juro-kun —dijo—. Son unas palabras muy duras para dedicarle a tu kage, chico. —Kenzou negó con la cabeza. Por supuesto, estaba sonriendo—. Pero me las tomaré como que has tenido un mal despertar. —El líder se acercó a su escritorio y depositó la bandeja.
»He traído tazas para los dos por si despertabas. ¿Quieres?
—Vaya, Juro-kun —dijo—. Son unas palabras muy duras para dedicarle a tu kage, chico. —Kenzou negó con la cabeza. Por supuesto, estaba sonriendo—. Pero me las tomaré como que has tenido un mal despertar. —El líder se acercó a su escritorio y depositó la bandeja.
»He traído tazas para los dos por si despertabas. ¿Quieres?