1/05/2018, 22:20
Envuelto en el calor del verano, Eikyu Juro caminaba a través de un bosque que ya sentía como su propio hogar. Criado desde la niñez entre aquel ambiente natural,e el chico se sentía como pez en el agua, aunque lo curioso era que seguía sin ser capaz de orientarse. Aun así, se podría afirmar que Juro se orientaba mejor en el bosque en la tierra.
— Los templos tienen que estar en esta dirección — suspiró el chico, decidiendo hacer un alto en el camino, para consultar el mapa que llevaba.
Los templos abandonados del país del Bosque. Eran lugar ancestral y místico, quizá, el lugar más increible de su país. ¡Y aun no lo había visitado! En cuanto había escuchado de él, hacía unas semanas, se había preparado para hacer una pequeña escapada en su jornada de entrenamientos y ayuda en al tienda de su hermana. Y ahí estaba, cumpliendo sus deseos realidad.
Más o menos. Llevaba unos días de viaje, y se había perdido un par de veces. Afortunadamente, tenía suministros.
El chico vestía una simple camisa verde holgada, que le llegaba hasta la cintura, y unos pantalones cortos azulados, además de sus sandalias ninja. La bandana estaba colgada en su cuello, y en su cintura, tenía su portaobjetos. A cada lado de su cintura, tenía dos destacantes pergaminos, donde llevaba selladas sus armas.
Tras mucho caminar, Juro había logrado encontrar un sendero. A su derecha y a su izquierda solo había árboles de copas altas, que no dejaban ver mucho más allá, y que amenazaban con tapar el sol. Solo había un camino, marcado por el sendero, y era el frente.
Con suerte, si lo seguía, llegaría a alguno de los múltiples templos. O no. Pero tenía que intentarlo.
« Juro, no te salgas del sendero. No te salgas del sendero » — se repitió mentalmente.
Cinco minutos más, para recuperar fuerzas y dar un trago de su cantimplora, y el chico se levantaría para continuar el viaje. Ya debía de estar cerca, suponía. Fuese lo que fuese lo que se fuese a encontrar ahí.
— Los templos tienen que estar en esta dirección — suspiró el chico, decidiendo hacer un alto en el camino, para consultar el mapa que llevaba.
Los templos abandonados del país del Bosque. Eran lugar ancestral y místico, quizá, el lugar más increible de su país. ¡Y aun no lo había visitado! En cuanto había escuchado de él, hacía unas semanas, se había preparado para hacer una pequeña escapada en su jornada de entrenamientos y ayuda en al tienda de su hermana. Y ahí estaba, cumpliendo sus deseos realidad.
Más o menos. Llevaba unos días de viaje, y se había perdido un par de veces. Afortunadamente, tenía suministros.
El chico vestía una simple camisa verde holgada, que le llegaba hasta la cintura, y unos pantalones cortos azulados, además de sus sandalias ninja. La bandana estaba colgada en su cuello, y en su cintura, tenía su portaobjetos. A cada lado de su cintura, tenía dos destacantes pergaminos, donde llevaba selladas sus armas.
Tras mucho caminar, Juro había logrado encontrar un sendero. A su derecha y a su izquierda solo había árboles de copas altas, que no dejaban ver mucho más allá, y que amenazaban con tapar el sol. Solo había un camino, marcado por el sendero, y era el frente.
Con suerte, si lo seguía, llegaría a alguno de los múltiples templos. O no. Pero tenía que intentarlo.
« Juro, no te salgas del sendero. No te salgas del sendero » — se repitió mentalmente.
Cinco minutos más, para recuperar fuerzas y dar un trago de su cantimplora, y el chico se levantaría para continuar el viaje. Ya debía de estar cerca, suponía. Fuese lo que fuese lo que se fuese a encontrar ahí.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60