3/05/2018, 17:52
—No sabía que compartíamos ese espíritu aventurero. Quizá podamos planificar algún día visitar algún otro lugar. ¿Te gusta el peligro? Hay muchos rumores que al final parecen ser cierto del Bosque de Azur.
Riko le miró algo perplejo, ya había escuchado antes historias acerca del Bosque de Azur y si lo que contaban era mínimamente cierto, nadie querría ir a investigar a aquel bosque así porque sí, sobre todo por la parte de que no se solía volver vivo de allí si te adentrabas más de lo necesario.
— No sé yo si el Bosque de Azur es el mejor destino para ir a investigar. — Rió.
El peliblanco se marchó y estuvo fuera por unos diez minutos buscando algunos palos y hojas secas con lo que poder encender un buen fuego y mantenerlo vivo el tiempo suficiente. Keisuke, por su parte, se quedó donde estaba, pues tenía un encendedor a mano con el que prender lo que Riko trajera.
El viento silbaba a su paso entre las rocas que formaban el círculo, la noche estaba tranquila, nada hacía un ruido más alto que otro y el cielo estaba completamente estrellado, pero si el amenio estaba mínimamente atento, podría notar como, en algún punto cercano algo le observaba amenazante desde las sombras.
— ¡Ya he vuelto! — Dijo el peliblanco descargando todo lo que traía en el suelo. — Creo que con esto será suficiente.
Y cuando Keisuke se quisiera dar cuenta, aquella presencia que había notado hacía unos segundos, ya no estaba allí.
Riko le miró algo perplejo, ya había escuchado antes historias acerca del Bosque de Azur y si lo que contaban era mínimamente cierto, nadie querría ir a investigar a aquel bosque así porque sí, sobre todo por la parte de que no se solía volver vivo de allí si te adentrabas más de lo necesario.
— No sé yo si el Bosque de Azur es el mejor destino para ir a investigar. — Rió.
El peliblanco se marchó y estuvo fuera por unos diez minutos buscando algunos palos y hojas secas con lo que poder encender un buen fuego y mantenerlo vivo el tiempo suficiente. Keisuke, por su parte, se quedó donde estaba, pues tenía un encendedor a mano con el que prender lo que Riko trajera.
El viento silbaba a su paso entre las rocas que formaban el círculo, la noche estaba tranquila, nada hacía un ruido más alto que otro y el cielo estaba completamente estrellado, pero si el amenio estaba mínimamente atento, podría notar como, en algún punto cercano algo le observaba amenazante desde las sombras.
— ¡Ya he vuelto! — Dijo el peliblanco descargando todo lo que traía en el suelo. — Creo que con esto será suficiente.
Y cuando Keisuke se quisiera dar cuenta, aquella presencia que había notado hacía unos segundos, ya no estaba allí.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»