3/05/2018, 22:13
Daigo parecía sumido en sus pensamientos y no dijo mucho desde que empezaron a caminar. Cuando terminaron el campo de bambu, daron con una ladera que desembocaba en un rió. Cerca, estaba la entrada de la cueva. Juro cogió valor, puesto que ahora estaban llegando a su destino.
« Tenemos que mantenernos unidos y hacer lo que nos diga. Si no... »
Y entonces, escuchó el chapoteo.
— ¡Daigo! La hostia, os he dicho que estéis atentos. ¡Llega a ser un oso y te come entero! Tienes suerte que solo sea un rio.
Daigo se había caído rodando y se había empapado. Juro expresó su preocupación.
— ¿Estas bien? — murmuró, extrañado. ¿Era despistado? Tenía que saberlo por si se metían en una situación problemática. Supuso que solo había sido un accidente aislado.
Entonces, una columna de humo surgió del cielo, y un olor extraño empezó a invadir el ambiente. Tanto, que Juro se asusto. El cazador, en un santiamen, estaba corriendo hacia esa dirección.
— Me cago en la puta, joder, joder, joder. ¡Seguidme! ¡Rápido! Olvidaos de la cueva, hay que darse prisa.
Juro giró la cabeza hacia Daigo con rapidez. Mierda. Estaba en el agua y eso lo haría ir más lento. Barajó sus posibilidades: seguía al cazador y trataba de no perderle, o esperaba a Daigo.
« No puedo abandonar a mi compañero, y más como líder. Pero nuestra misión es ayudar al cazador. Si el oso esta más adelante, no debería haber peligro »
— ¡Vamos Daigo! ¡Si tienes problemas dime que pare! — Y tras una última mirada fugaz a su compañero, salió corriendo hacia el cazador.
Juro corrió, aun con el corazón en el pecho, tratando de seguir al hombre. Puede que su indecisión le causara problemas, pero lo único que pudo hacer en ese momento fue correr con todas sus fuerzas y tratar de seguirle la pista, sin olvidarse de quién había detrás de él.
Si en algún momento de la carrera contase con un segundo para respirar, volvería la cabeza para atrás, para asegurarse de que su compañero les seguía. Con suerte, Daigo podría seguir la pista de Juro, quién no era tan rápido como el cazador.
« Tenemos que mantenernos unidos y hacer lo que nos diga. Si no... »
Y entonces, escuchó el chapoteo.
— ¡Daigo! La hostia, os he dicho que estéis atentos. ¡Llega a ser un oso y te come entero! Tienes suerte que solo sea un rio.
Daigo se había caído rodando y se había empapado. Juro expresó su preocupación.
— ¿Estas bien? — murmuró, extrañado. ¿Era despistado? Tenía que saberlo por si se metían en una situación problemática. Supuso que solo había sido un accidente aislado.
Entonces, una columna de humo surgió del cielo, y un olor extraño empezó a invadir el ambiente. Tanto, que Juro se asusto. El cazador, en un santiamen, estaba corriendo hacia esa dirección.
— Me cago en la puta, joder, joder, joder. ¡Seguidme! ¡Rápido! Olvidaos de la cueva, hay que darse prisa.
Juro giró la cabeza hacia Daigo con rapidez. Mierda. Estaba en el agua y eso lo haría ir más lento. Barajó sus posibilidades: seguía al cazador y trataba de no perderle, o esperaba a Daigo.
« No puedo abandonar a mi compañero, y más como líder. Pero nuestra misión es ayudar al cazador. Si el oso esta más adelante, no debería haber peligro »
— ¡Vamos Daigo! ¡Si tienes problemas dime que pare! — Y tras una última mirada fugaz a su compañero, salió corriendo hacia el cazador.
Juro corrió, aun con el corazón en el pecho, tratando de seguir al hombre. Puede que su indecisión le causara problemas, pero lo único que pudo hacer en ese momento fue correr con todas sus fuerzas y tratar de seguirle la pista, sin olvidarse de quién había detrás de él.
Si en algún momento de la carrera contase con un segundo para respirar, volvería la cabeza para atrás, para asegurarse de que su compañero les seguía. Con suerte, Daigo podría seguir la pista de Juro, quién no era tan rápido como el cazador.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60