27/08/2015, 15:52
-Acabo de tener una gran idea- dijo Tantei, y así como lo dijo salió disparado hacia la cabeza de Shiomaru.
Estaba pesado. Lloviznaba un poco, y aunque unas esponjosas nubes blancas tapaban al astro rey, la temperatura era bastante alta y estaba muy húmedo. Era el clima perfecto para un poco de acción acuática.
-¡Vamos Rei, hay que saltar!- gritó desde la cabeza de la monumental figura de piedra.
-¡No Tan-chan, tenemos que seguir! ¡Debemos llegar cuanto antes!- y de verdad debían hacerlo. Al menos él. Tenía que entregar ese mensaje a la Arashikage, no era un chiste, y empezaba a temer que llevar a Tantei hubiera sido un error. Se había confiado un poco, era una misión sencilla, pensó que podría aprovechar la oportunidad para compartir algo de tiempo con él. Hacía ya bastante que entre los tres hermanos no se veían tanto, Akamazu tenía muchas responsabilidades y Tantei había estado internado en la academia hasta hacía algunas semanas.
El más joven de los Uzumaki no contestó. En su rostro se dibujó una sonrisa. Reisei no necesitó más para saber lo que sucedería a continuación. En cuestión de segundos Tantei estaba en ropa interior.
Miró de nuevo hacia abajo. Está bien, no saltaría desde la cabeza, eso era una locura, terminaría muerto. Bajó hasta aproximadamente la mitad de la estatua y se posicionó a un lado, para no saltar justo sobre la cascada. Punto perfecto.
-Niñato desobediente- se dijo a regañadientes Reisei. No podría evitarlo, el enano se tiraría con su consentimiento o sin él. Subió hasta la cabeza de Shiomaru justo a tiempo para verlo en caída libre.
-¡YAHOOOOOOOOOOO!- gritó, hecho una bola.
Al aterrizar destruyó despiadadamente la armonía que reinaba en el valle. Salpicó para todos lados, produjo olas y ahuyentó a varios animalitos que andaban por los alrededores. Una vez que hubo armado suficiente jaleo, se quedó tranquilo nadando.
-¡No tardes idiota!- le gritó Reisei desde arriba, que ya se había sentado y empezaba a disfrutar de la idea de tomarse un respiro.
Estaba pesado. Lloviznaba un poco, y aunque unas esponjosas nubes blancas tapaban al astro rey, la temperatura era bastante alta y estaba muy húmedo. Era el clima perfecto para un poco de acción acuática.
-¡Vamos Rei, hay que saltar!- gritó desde la cabeza de la monumental figura de piedra.
-¡No Tan-chan, tenemos que seguir! ¡Debemos llegar cuanto antes!- y de verdad debían hacerlo. Al menos él. Tenía que entregar ese mensaje a la Arashikage, no era un chiste, y empezaba a temer que llevar a Tantei hubiera sido un error. Se había confiado un poco, era una misión sencilla, pensó que podría aprovechar la oportunidad para compartir algo de tiempo con él. Hacía ya bastante que entre los tres hermanos no se veían tanto, Akamazu tenía muchas responsabilidades y Tantei había estado internado en la academia hasta hacía algunas semanas.
El más joven de los Uzumaki no contestó. En su rostro se dibujó una sonrisa. Reisei no necesitó más para saber lo que sucedería a continuación. En cuestión de segundos Tantei estaba en ropa interior.
Miró de nuevo hacia abajo. Está bien, no saltaría desde la cabeza, eso era una locura, terminaría muerto. Bajó hasta aproximadamente la mitad de la estatua y se posicionó a un lado, para no saltar justo sobre la cascada. Punto perfecto.
-Niñato desobediente- se dijo a regañadientes Reisei. No podría evitarlo, el enano se tiraría con su consentimiento o sin él. Subió hasta la cabeza de Shiomaru justo a tiempo para verlo en caída libre.
-¡YAHOOOOOOOOOOO!- gritó, hecho una bola.
Al aterrizar destruyó despiadadamente la armonía que reinaba en el valle. Salpicó para todos lados, produjo olas y ahuyentó a varios animalitos que andaban por los alrededores. Una vez que hubo armado suficiente jaleo, se quedó tranquilo nadando.
-¡No tardes idiota!- le gritó Reisei desde arriba, que ya se había sentado y empezaba a disfrutar de la idea de tomarse un respiro.