4/05/2018, 02:49
«Ok. ¿Y ahora qué? ¿le pateo el culo o ...»
Una zancada, luego otra. Reon acortó distancia.
«o mantienes el subterfugio y te dejas?»
Una más, Yoku irguió su puño musculado. Kaido lo vio venir. Cerró los ojos y suspiró.
«a la mierda, ¡dame aquí, bien duro; hijo de perra!»
Puso la mejilla y recibió aquel golpe como un simple mortal. El puñetazo le torció la quijada dejándole una marca apenas visible, aunque el escualo exageró toda la movida tirando su cuerpo hacia atrás, en cámara lenta. Tambaleante, sonrió lacónico y miró a Yoku Reon con la voracidad digna de un cazador nato como él mientras claudicaba ante la intención de Kano de comerse vivo a su malagradecido aprendiz.
Kaido tomó entonces la decisión de hacerse el bueno, e intervenir. Tomó a Kano por el pescuezo y le encomendó a tranquilizarse, dada la emotividad del momento. Después de todo, aquel caos no hacía sino alejarle del cumplimiento de su misión, la cual era encontrar al ladrón. En ese preciso instante, estaba más cerca de fallar que de otra cosa. Lo cual no estaba entre sus planes ni mucho menos.
Pero entre tanto jaleo, algo tenía que llamar su atención. Y es que Koe apenas estuvo dispuesta a soportar aquel derroche de testosterona y piró del interior del barco. Quizás aquello no hubiese resultado llamativo de no ser porque Kila, la nueva, siguió tras ella. Dígase se paso, absolutamente despreocupada por todo lo que allí pasaba.
—Bien, ésto es lo que haremos. ¡Nos tranquilizaremos todos, ésto ha ido a mayores ya! tú y yo, Reon, resolvamos esto entre nosotros. Espérame en tu camarote, y charlemos estas diferencias. Ya si luego sigues queriéndote darte de hostias hasta que quede uno sólo de pie, no voy a ser yo el que te diga que no. Kano, necesitas descansar, Jitsuna, llévatelo, por favor. Tenemos que estar listos para el jodido servicio de la noche y sois los pilares de Baratie —si para algo era bueno el tiburón, era para imponer autoridad. Y, aprovechando todo el revuelo y la confusión entre los presentes, su sugestionamiento tendría que funcionar incluso mejor que si no hubiera pasado nada. O eso esperaba—. venga, el deber con el restaurante es lo primero. Una vez el servicio terminado, aclaramos todo —sentenció.
Si todo el canturreo funcionaba, Kaido abandonaría el barco y seguiría los pasos de Koe y Kila. A hurtadillas, además, pues quería ver si podía oír algo que realmente no tenía qué. Una interacción, un detalle importante. Algo que esclareciera el jodido panorama que para ese momento era incluso más nublado que la mismísima Amegakure.
Una zancada, luego otra. Reon acortó distancia.
«o mantienes el subterfugio y te dejas?»
Una más, Yoku irguió su puño musculado. Kaido lo vio venir. Cerró los ojos y suspiró.
«a la mierda, ¡dame aquí, bien duro; hijo de perra!»
Puso la mejilla y recibió aquel golpe como un simple mortal. El puñetazo le torció la quijada dejándole una marca apenas visible, aunque el escualo exageró toda la movida tirando su cuerpo hacia atrás, en cámara lenta. Tambaleante, sonrió lacónico y miró a Yoku Reon con la voracidad digna de un cazador nato como él mientras claudicaba ante la intención de Kano de comerse vivo a su malagradecido aprendiz.
Kaido tomó entonces la decisión de hacerse el bueno, e intervenir. Tomó a Kano por el pescuezo y le encomendó a tranquilizarse, dada la emotividad del momento. Después de todo, aquel caos no hacía sino alejarle del cumplimiento de su misión, la cual era encontrar al ladrón. En ese preciso instante, estaba más cerca de fallar que de otra cosa. Lo cual no estaba entre sus planes ni mucho menos.
Pero entre tanto jaleo, algo tenía que llamar su atención. Y es que Koe apenas estuvo dispuesta a soportar aquel derroche de testosterona y piró del interior del barco. Quizás aquello no hubiese resultado llamativo de no ser porque Kila, la nueva, siguió tras ella. Dígase se paso, absolutamente despreocupada por todo lo que allí pasaba.
—Bien, ésto es lo que haremos. ¡Nos tranquilizaremos todos, ésto ha ido a mayores ya! tú y yo, Reon, resolvamos esto entre nosotros. Espérame en tu camarote, y charlemos estas diferencias. Ya si luego sigues queriéndote darte de hostias hasta que quede uno sólo de pie, no voy a ser yo el que te diga que no. Kano, necesitas descansar, Jitsuna, llévatelo, por favor. Tenemos que estar listos para el jodido servicio de la noche y sois los pilares de Baratie —si para algo era bueno el tiburón, era para imponer autoridad. Y, aprovechando todo el revuelo y la confusión entre los presentes, su sugestionamiento tendría que funcionar incluso mejor que si no hubiera pasado nada. O eso esperaba—. venga, el deber con el restaurante es lo primero. Una vez el servicio terminado, aclaramos todo —sentenció.
Si todo el canturreo funcionaba, Kaido abandonaría el barco y seguiría los pasos de Koe y Kila. A hurtadillas, además, pues quería ver si podía oír algo que realmente no tenía qué. Una interacción, un detalle importante. Algo que esclareciera el jodido panorama que para ese momento era incluso más nublado que la mismísima Amegakure.