7/05/2018, 19:54
Después de quien sabe cuánto tiempo, recuperé la conciencia, lamentablemente todo no era parte de una mala pesadilla, no; sino que mi cabeza sí se encontraba cubierta por aquella bolsa de tela, mucho no podía ver, pero de lo que sí estaba seguro es que una potente flama se alzaba a pocos metros delante de mi, sombras se movían danzantes alrededor de aquella fogata y múltiples e incomprensibles eran los murmullos que llegaban a mis oídos. Traté de mantenerme en calma y en silencio, no quería llamar más la atención o hacer algo que pudiese molestar a mis captores, sin embargo, intenté contemplar mis alrededores de la manera más sutil que pude , obteniendo como resultado que me topase con la figura de otra persona a mi derecha, se encontraba de rodillas y con una bola de tela idéntica a la mía, o vamos eso es lo que podía especular desde mi posición.
— ¿Qué estaban haciendo estos dos aquí? Cuestionó una voz, era evidente que no hablaba conmigo, sino con uno de sus aliados, más no sabía a cual de ellos, no tenía conocimiento de porqué estaba ahí ni para qué y era algo que sí me asustaba.
— Y yo qué sé, pero bueno, nos pueden servir, ¿no? Respondió sin mucha importancia su colega, al parecer pensaba que podían sacarme algún tipo de provecho y eso era peor, a mi mente solo venían pensamientos negativos, ¿qué clase de actividades paranormales llevaba acabo esa gente? ¿Sería el tributo a un dios pagano? Tragué grueso y con cierto nerviosismo ante aquellas declaraciones.
Hubo un instante de silencio que se me pareció eterno, nadie decía nada, nadie se movía, lo único que podía percibir era la silueta del fuego danzando a través de la tela; llegado el momento una sombra se plantó justo frente a mi y me liberó de aquella cárcel de oscuridad, mis pupilas tardaron un par de milisegundos en adaptarse a la iluminación del lugar, aquel sujeto se agachó y quedó a mi misma altura, sentí como sus ojos dorados miraban con firmeza los míos.
— ¿Por qué estás aquí? ¿Quién te manda? ¿Sabes? Más te vale contármelo todo, porque ooooojojojo, soy muuuuuy bueno sacando las cosas a las malas, ¿me entiendes? Se apresuró a exigir.
Dudé un momento en los cuales pude visualizar mejor la imagen de mi captor, piel mestiza, pelón con una cresta en el centro de su cabeza, barba de pocos días y aquellos ojo dorados, esos orbes que demandaban toda mi atención... Pude notar su vestimenta también, botas gruesas y negras, camisa blanca con agujeros y un tanto sucia y unos pantalones del mismo color que su calzado. Sï no me hubiese tomado aquellos segundos para detallarle no me hubiera percatado de aquella cuchilla en su diestra que se alzaba amenazando, con un borde dentado y el otro totalmente liso.
Inspiré profundo y cerré los ojos, al espirar los abriría y trataría de hablar lo más calmado posible. —Yo le puedo decir la verdad, pero no son las palabras que usted quiere escuchar, no por ello quiere decir que le estoy mintiendo y sugiero que no se enfrasque de sacar agua de un pozo seco.— Manifesté primeramente, aquel abreboca debería ser más que suficiente para que él, o mejor dicho ellos, entendieran a lo que me refería.
No obstante, no tardé en responder directamente las respuestas que me plantearon.—Estoy aquí porque es una zona turistica por así decirlo, hay mucho rumores y vine a curiosear un poco, y no me manda nadie.— Directo y conciso. —Ustedes... ¿Quienes son? ¿Por qué me secuestraron?— Pregunté mientras paseaba mis ojos para saber cuantas personas era y tratar de ubicar mi localización, o tener alguna idea de dónde estábamos, sí el pasaje habría cambiado o algún otro dato de interés que pudiera recolectar.
— ¿Qué estaban haciendo estos dos aquí? Cuestionó una voz, era evidente que no hablaba conmigo, sino con uno de sus aliados, más no sabía a cual de ellos, no tenía conocimiento de porqué estaba ahí ni para qué y era algo que sí me asustaba.
— Y yo qué sé, pero bueno, nos pueden servir, ¿no? Respondió sin mucha importancia su colega, al parecer pensaba que podían sacarme algún tipo de provecho y eso era peor, a mi mente solo venían pensamientos negativos, ¿qué clase de actividades paranormales llevaba acabo esa gente? ¿Sería el tributo a un dios pagano? Tragué grueso y con cierto nerviosismo ante aquellas declaraciones.
Hubo un instante de silencio que se me pareció eterno, nadie decía nada, nadie se movía, lo único que podía percibir era la silueta del fuego danzando a través de la tela; llegado el momento una sombra se plantó justo frente a mi y me liberó de aquella cárcel de oscuridad, mis pupilas tardaron un par de milisegundos en adaptarse a la iluminación del lugar, aquel sujeto se agachó y quedó a mi misma altura, sentí como sus ojos dorados miraban con firmeza los míos.
— ¿Por qué estás aquí? ¿Quién te manda? ¿Sabes? Más te vale contármelo todo, porque ooooojojojo, soy muuuuuy bueno sacando las cosas a las malas, ¿me entiendes? Se apresuró a exigir.
Dudé un momento en los cuales pude visualizar mejor la imagen de mi captor, piel mestiza, pelón con una cresta en el centro de su cabeza, barba de pocos días y aquellos ojo dorados, esos orbes que demandaban toda mi atención... Pude notar su vestimenta también, botas gruesas y negras, camisa blanca con agujeros y un tanto sucia y unos pantalones del mismo color que su calzado. Sï no me hubiese tomado aquellos segundos para detallarle no me hubiera percatado de aquella cuchilla en su diestra que se alzaba amenazando, con un borde dentado y el otro totalmente liso.
Inspiré profundo y cerré los ojos, al espirar los abriría y trataría de hablar lo más calmado posible. —Yo le puedo decir la verdad, pero no son las palabras que usted quiere escuchar, no por ello quiere decir que le estoy mintiendo y sugiero que no se enfrasque de sacar agua de un pozo seco.— Manifesté primeramente, aquel abreboca debería ser más que suficiente para que él, o mejor dicho ellos, entendieran a lo que me refería.
No obstante, no tardé en responder directamente las respuestas que me plantearon.—Estoy aquí porque es una zona turistica por así decirlo, hay mucho rumores y vine a curiosear un poco, y no me manda nadie.— Directo y conciso. —Ustedes... ¿Quienes son? ¿Por qué me secuestraron?— Pregunté mientras paseaba mis ojos para saber cuantas personas era y tratar de ubicar mi localización, o tener alguna idea de dónde estábamos, sí el pasaje habría cambiado o algún otro dato de interés que pudiera recolectar.