7/05/2018, 23:49
Keisuke corroboró el mismo que las palabras del peliblanco eran ciertas y que, por algún extraño motivo, no eran capaces de realizar el Sunshin no Jutsu en aquel lugar.
Riko comenzó a caminar y el amenio le siguió, al menos, la zona en la que se encontraban era ligeramente conocida por el peliblanco debido a la proximidad que tenía ésta con su aldea, por lo que se podía orientar relativamente bien, así que solo tuvo que caminar alejándose un poco del lugar.
— Creo... Creo que estamos más o menos seguros por aquí. — Diría escondiéndose detras de una roca lo suficientemente grande.
Todo parecía en calma, pero como se suele decir, la calma precede a la tormenta.
— ¡Hola, hola pequeñas ratitas! — La voz del mohicano les sacó del momento y obligó al peliblanco a mirar a todos lados, buscándole de manera fallida. — ¡Oh perdón, perdón! ¿Os he asustado? No era mi intención. — Y pudieron escuchar una pequeña risa entre dientes en sus cabezas. — ¡Teneis huevos, eso sin duda! Habéis conseguido escapar, pero éso solo da pie al inicio de una caza, me encanta cazar, ¿sabéis? — De nuevo aquella risilla sonó en sus cabezas. — Os dejaré... Sí, cinco minutos de cortesía, después de éso, me toca a mi, si aguantáis... ¿qué sé yo? ¿Un par de horas? Sí, un par de horas sin que os atrape, os dejo en paz, ¿vale? El tiempo empieza en cinco, cuatro, tres.... ¡YA!
Y ambos escucharon una estridente carcajada en sus cabezas.
— ¡Joder, vamos, vamos!
Riko comenzó a caminar y el amenio le siguió, al menos, la zona en la que se encontraban era ligeramente conocida por el peliblanco debido a la proximidad que tenía ésta con su aldea, por lo que se podía orientar relativamente bien, así que solo tuvo que caminar alejándose un poco del lugar.
— Creo... Creo que estamos más o menos seguros por aquí. — Diría escondiéndose detras de una roca lo suficientemente grande.
Todo parecía en calma, pero como se suele decir, la calma precede a la tormenta.
— ¡Hola, hola pequeñas ratitas! — La voz del mohicano les sacó del momento y obligó al peliblanco a mirar a todos lados, buscándole de manera fallida. — ¡Oh perdón, perdón! ¿Os he asustado? No era mi intención. — Y pudieron escuchar una pequeña risa entre dientes en sus cabezas. — ¡Teneis huevos, eso sin duda! Habéis conseguido escapar, pero éso solo da pie al inicio de una caza, me encanta cazar, ¿sabéis? — De nuevo aquella risilla sonó en sus cabezas. — Os dejaré... Sí, cinco minutos de cortesía, después de éso, me toca a mi, si aguantáis... ¿qué sé yo? ¿Un par de horas? Sí, un par de horas sin que os atrape, os dejo en paz, ¿vale? El tiempo empieza en cinco, cuatro, tres.... ¡YA!
Y ambos escucharon una estridente carcajada en sus cabezas.
— ¡Joder, vamos, vamos!
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»