9/05/2018, 14:28
Al ingresar pude notar que el camino era más estrecho de lo imaginado, la oscuridad se encargaría de comerse la poca iluminación que el exterior nos ofrecía, hasta tal punto que llegó a reinar en su totalidad y quedaba confiar en mi sentidos para seguir avanzando, Riko siguió guiándome por la cueva hasta una especie de sala interna.
— Kei, no te separes de mí, ¿vale? — Murmuró el peliblanco.
—Vale.— Me acerqué más y puse mi mano en su hombro para estar seguro de que no nos separasemos en aquella oscuridad. Caminamos pegados a la paredes de la derecha y luego otro pasillo se abrió ante nosotros, igual de oscuro o más...
— Por aquí. — Guió, nos internamos en ese pasaje. — ¿Tienes aún el encendedor de antes?
Busqué con mi mano libre por los bolsillos y entonces le conseguí el yesquero, eso me alivió un poco. —Tu vas adelante, te toca.— Se lo pasé y esperé a que la llama iluminase nuestro sendero.
— Kei, no te separes de mí, ¿vale? — Murmuró el peliblanco.
—Vale.— Me acerqué más y puse mi mano en su hombro para estar seguro de que no nos separasemos en aquella oscuridad. Caminamos pegados a la paredes de la derecha y luego otro pasillo se abrió ante nosotros, igual de oscuro o más...
— Por aquí. — Guió, nos internamos en ese pasaje. — ¿Tienes aún el encendedor de antes?
Busqué con mi mano libre por los bolsillos y entonces le conseguí el yesquero, eso me alivió un poco. —Tu vas adelante, te toca.— Se lo pasé y esperé a que la llama iluminase nuestro sendero.