9/05/2018, 15:55
Datsue se rascó la nariz, colorado por tanto elogio. ¿Él un supershinobi? Pues lo cierto era que…
—Pues la verdad es que sí, Keisuke, ¡la verdad es que sí! —soltó, sin tapujos—. Está feo reconocerlo, pero lo soy. ¡No por nada me gradué como jōnin a los catorce años! —En realidad había suspendido el examen chūnin, y su ascenso a jōnin había sido, a poco que usase la cabeza, por algún motivo político. Ser un Hermano del Desierto era la auténtica razón. Pero a veces, a Datsue también le gustaba mentirse a sí mismo.
Los dos entraron en O-Wata-Tsu-Mi, donde fueron recibidos por una treintañera de pelo castaño claro. Tras pagar la entrada —Datsue trató de regatear, sin éxito alguno— y unas toallas —Datsue al menos había acudido sin ellas— los dos llegaron a una bifurcación. En el medio, un cartel con el kanji 女 en rojo y una flecha hacia la izquierda; y otro con el kanji 男 en azul y una flecha hacia la derecha.
Miró hacia la izquierda y suspiró pesadamente. Allí se encontraba el paraíso. No obstante, no le quedó más remedio que tomar el camino contrario: el que conducía al vestuario de los hombres.
—Pues te recomiendo que le des un intento a los genjutsus —dijo, retomando la conversación—. Muy pocos los dominan, pero son una auténtica pasada —Datsue empezó a desvestirse y a dejar la ropa en una taquilla, que cerró con llave. Una llave anudada a una pulsera, que se colocó en la muñeca. Luego, ya completamente desnudo, se dirigió a las duchas, totalmente abiertas y que no ofrecían ningún tipo de intimidad. El Uchiha ya estaba más que acostumbrado aquello, por lo que se dirigió sin pudor alguno a asearse un poco—. ¡Por cierto! —exclamó, para que le oyese bien, mientras se enjabonaba el cabello—, ¿¡por casualidad no conocerás a Tiburón de Amegakure!? ¡Me refiero a Kaido!
—Pues la verdad es que sí, Keisuke, ¡la verdad es que sí! —soltó, sin tapujos—. Está feo reconocerlo, pero lo soy. ¡No por nada me gradué como jōnin a los catorce años! —En realidad había suspendido el examen chūnin, y su ascenso a jōnin había sido, a poco que usase la cabeza, por algún motivo político. Ser un Hermano del Desierto era la auténtica razón. Pero a veces, a Datsue también le gustaba mentirse a sí mismo.
Los dos entraron en O-Wata-Tsu-Mi, donde fueron recibidos por una treintañera de pelo castaño claro. Tras pagar la entrada —Datsue trató de regatear, sin éxito alguno— y unas toallas —Datsue al menos había acudido sin ellas— los dos llegaron a una bifurcación. En el medio, un cartel con el kanji 女 en rojo y una flecha hacia la izquierda; y otro con el kanji 男 en azul y una flecha hacia la derecha.
Miró hacia la izquierda y suspiró pesadamente. Allí se encontraba el paraíso. No obstante, no le quedó más remedio que tomar el camino contrario: el que conducía al vestuario de los hombres.
—Pues te recomiendo que le des un intento a los genjutsus —dijo, retomando la conversación—. Muy pocos los dominan, pero son una auténtica pasada —Datsue empezó a desvestirse y a dejar la ropa en una taquilla, que cerró con llave. Una llave anudada a una pulsera, que se colocó en la muñeca. Luego, ya completamente desnudo, se dirigió a las duchas, totalmente abiertas y que no ofrecían ningún tipo de intimidad. El Uchiha ya estaba más que acostumbrado aquello, por lo que se dirigió sin pudor alguno a asearse un poco—. ¡Por cierto! —exclamó, para que le oyese bien, mientras se enjabonaba el cabello—, ¿¡por casualidad no conocerás a Tiburón de Amegakure!? ¡Me refiero a Kaido!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado