29/08/2015, 00:28
El agua estaba a temperatura perfecta y el cielo se había despejado completamente. Por un momento se olvidó de todos sus problemas, empezaba a disfrutar del cántico de las aves y de la melodía de la catarata. Pero solo pudo deleitarse por unos minutos, ya que un grito y una reprimenda de lo más inoportuna acabaron con el aura que se había formado y con el humor del joven Uzumaki.
Entrecerró los ojos y enfocó a la figura que le gritaba desde la orilla. Frunció el ceño, encolerizado. ¿Quién mierda se creía aquel niñato para decirle que podía hacer o no hacer? Concentró chakra en manos y pies, apoyó las palmas sobre el agua como si esta fuese completamente sólida, emergió del lago y se puso de pie utilizándolo como superficie. Desde allí, en ropa interior, contempló iracundo a aquel desconocido mientras este terminaba de desafiarlo. No le respondió.
En cambio lo imitó cuando trasladó su mirada hacia la cabeza de Shiomaru. Reisei se había quedado dormido. Perfecto, no se metería.
Caminó entonces con paso firme, aún en rompa interior, empapado. Salió del lago y avanzó hasta quedar frente a aquel atrevido. En la medida en que se fue acercando pudo apreciar cada vez más detalles. Pelo blanco, ojos negros, tez oscura y un poco más bajito que él. También era un shinobi, pero de Amegakure, justamente el lugar al que se dirigían. Una auténtica pena. Si no hubieran empezado con el pie izquierdo tal vez incluso podrían haberle pedido algún consejo para acortar camino. Siguió acercándose hasta quedar casi pegado, frente a frente. separados por apenas unos pocos centímetros.
-¿Qué dijiste?- le soltó. Serio, tosco y todo machote, intentando parecer intimidante.
Entrecerró los ojos y enfocó a la figura que le gritaba desde la orilla. Frunció el ceño, encolerizado. ¿Quién mierda se creía aquel niñato para decirle que podía hacer o no hacer? Concentró chakra en manos y pies, apoyó las palmas sobre el agua como si esta fuese completamente sólida, emergió del lago y se puso de pie utilizándolo como superficie. Desde allí, en ropa interior, contempló iracundo a aquel desconocido mientras este terminaba de desafiarlo. No le respondió.
En cambio lo imitó cuando trasladó su mirada hacia la cabeza de Shiomaru. Reisei se había quedado dormido. Perfecto, no se metería.
Caminó entonces con paso firme, aún en rompa interior, empapado. Salió del lago y avanzó hasta quedar frente a aquel atrevido. En la medida en que se fue acercando pudo apreciar cada vez más detalles. Pelo blanco, ojos negros, tez oscura y un poco más bajito que él. También era un shinobi, pero de Amegakure, justamente el lugar al que se dirigían. Una auténtica pena. Si no hubieran empezado con el pie izquierdo tal vez incluso podrían haberle pedido algún consejo para acortar camino. Siguió acercándose hasta quedar casi pegado, frente a frente. separados por apenas unos pocos centímetros.
-¿Qué dijiste?- le soltó. Serio, tosco y todo machote, intentando parecer intimidante.