9/05/2018, 17:27
La reacción de la genin fue tal y como podría haberse prejuzgado a partir de su aspecto y sus expresiones. Delgaducha, apocada, con la mirada baja y la mandíbula tensa. Akame la leyó como un libro abierto pese a que él nunca había sido un excelente observador en esas cuestiones —no al menos tan bueno como Datsue— y no pudo evitar sentirse, paradójicamente, incómodo por la incomodidad que manifestaba Karma.
—Eh, bueno... Encantado de conocerte, Karma-san —respondió, trastabillando ligeramente.
«Ay mi madre, ya la he molestado. ¿Qué le pasa? ¿Y ahora qué digo? Por Susano'o, ¡si es que yo no valgo para esto!»
Incapaz de hacer otra cosa, el jōnin alzó ambas manos con gesto nervioso pero que intentaba ser conciliador.
—¡No, no, no! ¡Para nada! ¡Yo no he dicho que seas una molestia, eh...!
Cuando Karma se irguió el Uchiha pudo ver la sonrisa que adornaba su rostro, y en cierto modo eso le tranquilizó. Respiró hondo y luego le señaló uno de los bancos de piedra que estaban ubicados en esa misma calle, rodeando el estadio.
—Bueno, eh, dado que voy a ser tu tutor durante un breve tiempo... Pues, eso, ¿qué te parece si nos sentamos y... Eh... Me cuentas?
Sin esperar a que la chica aceptase, el jōnin caminó hacia el banco más cercano y tomó asiento en uno de los extremos. «Joder, qué putos nervios. Mataría por un pitillo... ¿Pero sería correcto? Al fin y al cabo es mi alumna y... Bueno, aunque parece mayor que yo, incluso...»
—Eh, bueno... Encantado de conocerte, Karma-san —respondió, trastabillando ligeramente.
«Ay mi madre, ya la he molestado. ¿Qué le pasa? ¿Y ahora qué digo? Por Susano'o, ¡si es que yo no valgo para esto!»
Incapaz de hacer otra cosa, el jōnin alzó ambas manos con gesto nervioso pero que intentaba ser conciliador.
—¡No, no, no! ¡Para nada! ¡Yo no he dicho que seas una molestia, eh...!
Cuando Karma se irguió el Uchiha pudo ver la sonrisa que adornaba su rostro, y en cierto modo eso le tranquilizó. Respiró hondo y luego le señaló uno de los bancos de piedra que estaban ubicados en esa misma calle, rodeando el estadio.
—Bueno, eh, dado que voy a ser tu tutor durante un breve tiempo... Pues, eso, ¿qué te parece si nos sentamos y... Eh... Me cuentas?
Sin esperar a que la chica aceptase, el jōnin caminó hacia el banco más cercano y tomó asiento en uno de los extremos. «Joder, qué putos nervios. Mataría por un pitillo... ¿Pero sería correcto? Al fin y al cabo es mi alumna y... Bueno, aunque parece mayor que yo, incluso...»