11/05/2018, 13:47
Riko vio como, desde su posición, Keisuke le llamaba con prisa, parecía que se le había ocurrido una idea por lo que el peliblanco se acercó al lugar.
—¿Crees que podamos engañarlos nuevamente con el mismo truco?
El Senju dudó por unos segundos, no tenía muy claro a lo que se refería pero, al ver como el amenio se adentraba en el lago, se dio cuenta de lo que estaba sugiriendo.
— Podemos probar, pero lo más lejos de la orilla posible. — Esto no era más que por simple precaución, ya que parecía que los esbirros del mohicano no eran shinobis o no habrían caído en una trata tan fácil antes.
El uzunés siguió al pelirrojo adentrándose en el lago y, cuando estuvieron más o menos en el centro, realizaron el sello correspondiente y desaparecieron.
— ¡Esta vez que no escapen! — Una voz conocida resonó entonces en la sala. — Señor, aquí no están. Ahá. Ahá. Sí claro que estoy aquí y no les veo por ningún lado. — Hablaba al aire, como manteniendo una conversación con alguien en su cabeza. — ¡Revisadlo todo chicos!
Los secuaces se dirpersaron por la sala, mirando detrás de cada roca, en cada recoveco, incluso subieron a los huecos de las paredes para confirmar que no estaban allí.
— No están en ningún lado, señor. De acuerdo. ¡Chicos, nos vamos!
Y a la orden del que parecía ser el jefe, todos se fueron del lugar a la carrera, para seguir buscando a los dos shinobi.
—¿Crees que podamos engañarlos nuevamente con el mismo truco?
El Senju dudó por unos segundos, no tenía muy claro a lo que se refería pero, al ver como el amenio se adentraba en el lago, se dio cuenta de lo que estaba sugiriendo.
— Podemos probar, pero lo más lejos de la orilla posible. — Esto no era más que por simple precaución, ya que parecía que los esbirros del mohicano no eran shinobis o no habrían caído en una trata tan fácil antes.
El uzunés siguió al pelirrojo adentrándose en el lago y, cuando estuvieron más o menos en el centro, realizaron el sello correspondiente y desaparecieron.
— ¡Esta vez que no escapen! — Una voz conocida resonó entonces en la sala. — Señor, aquí no están. Ahá. Ahá. Sí claro que estoy aquí y no les veo por ningún lado. — Hablaba al aire, como manteniendo una conversación con alguien en su cabeza. — ¡Revisadlo todo chicos!
Los secuaces se dirpersaron por la sala, mirando detrás de cada roca, en cada recoveco, incluso subieron a los huecos de las paredes para confirmar que no estaban allí.
— No están en ningún lado, señor. De acuerdo. ¡Chicos, nos vamos!
Y a la orden del que parecía ser el jefe, todos se fueron del lugar a la carrera, para seguir buscando a los dos shinobi.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»